miércoles, 6 de marzo de 2024

El misterio detrás de Vivian Maier, la niñera que revolucionó la fotografía

Reservado y sensible, el trabajo de Vivian Maier ha salido a la luz durante los últimos años para revelar una visión íntima sobre el mundo. Ésta es la historia.


Foto: © Estate Vivian Maier, cortesía de Maloof Collection y Howard Greenberg Gallery, Nueva York (USA).

A veces, los descubrimientos más impresionantes son una simple casualidad. Cuando John Maloof se dispuso a buscar fotografías antiguas para ilustrar la historia de su vecindario en Chicago, terminó con un tesoro en las manos: una caja con negativos de los años 60.

Lo que Maloof no sabía es que eran imágenes inéditas y que, de no ser por esa casualidad, podrían haberse quedado en el anonimato para siempre. Se trataba de los negativos de Vivian Maier.

Una niñera revelada

En las fotografías, un universo nuevo, denso y complejo, abría sus puertas. La directora del espacio de arte fotográfico madrileño diChroma, Anne Morin se ha dedicado a estudiar, organizar y difundir este archivo y es curadora de varias exposiciones internacionales de Maier, pero acceder a ese tesoro no fue nada fácil.

A partir de sus agendas, postales, tickets y hasta cepillos de dientes, Anne ha logrado poco a poco resolver el acertijo que constituye la vida de Vivian, pues nadie en su círculo cercano sabía que ella tomaba fotos y, mucho menos, que tenía un ojo extraordinario.

Sabemos que se dedicó a ser niñera durante muchos años. Se quedaba con una familia y cuando los niños y niñas crecían, se mudaba para cuidar a otros. Eso la llevó de ciudad en ciudad, haciendo complicado revelar los rollos que salían de sus cámaras.

Aproximadamente desde 1950 y hasta 1995, Maier construyó el mundo que Morin fue desentrañando poco a poco, valiéndose de objetos, palabras y las mismas fotografías para poder encajar las piezas sueltas que tenía sobre la vida de la artista.

Una habitación propia

Para Anne, Vivian es tripartita: obra, enigma y descubrimiento. Su obra consta de 150,000 negativos; es densa y compleja. Por otro lado, la mujer detrás de la cámara constituye un enigma en sí misma. Hasta donde sabemos, Vivian Maier no tenía casa propia ni familia cercana; era una mujer solitaria y reservada.

Sin embargo, encontró en la fotografía una habitación propia. Maier retrata niños, niñas, hombres, mujeres y, sobre todo, a sí misma. Buscando inmortalizarse con la luz que atravesaba sus cámaras, la fotógrafa también estaba luchando por un espacio en el mundo, reclamando su existencia a partir de la imagen y también reclamando la existencia del otro.

Finalmente, el descubrimiento de John Maloof ha permitido que el espacio que reclamó Maier se convierta también en un documental, muestras en museos, galerías y otros espacios culturales y, sobre todo, que se quede habitando la cabeza de las personas que se acercan a su obra.

A continuación, algunas de sus tantas tomas callejeras (click para agrandar):


Todas las imágenes: © Estate Vivian Maier.