A través de los años, la dieta mediterránea ha cobrado mayor relevancia gracias a sus beneficios en la salud.
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Cuando hablamos sobre estilos de alimentación saludable, la dieta mediterránea es uno de los mayores referentes para aquellos que buscan mejorar su calidad de vida. Este régimen alimentario se ha desarrollado a lo largo de los países que se concentran en la costa del mar Mediterráneo.
El concepto surgió en la década de los años '50, cuando investigadores observaron patrones alimenticios entre las regiones que parecían estar asociados con una mejor salud. Estos países mostraron bajos índices de enfermedades crónicas y una esperanza de vida superior a la media.
Comer bien, vivir mejor
Este plan de alimentación se basa principalmente en el consumo diario de granos enteros, aceite de oliva, frutas, verduras, legumbres, hierbas y especias. Otros alimentos, como las proteínas animales, se comen en pequeñas cantidades, optando principalmente por el pescado.
Los beneficios de la alimentación mediterránea se han demostrado a través de ensayos y estudios de control.
La pirámide alimentaria de la dieta mediterránea es sustancialmente diferente a las tradicionales (Imagen: Walter C. Willett, Wikimedia Commons).
Una dieta sustentable
Además de asociarse con beneficios para la salud, se considera que cumple con un enfoque sostenible y respetuoso con el medio ambiente a través del consumo de alimentos locales.
La dieta mediterránea busca aprovechar la diversidad de alimentos disponibles en cada estación del año y promueve el consumo de productos de temporada. Esto reduce la necesidad de métodos intensivos de cultivo.
El bajo consumo de carne en esta alimentación reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de agua.
La forma de alimentación en la cuenca del Mediterráneo ha cautivado a millones de personas alrededor del mundo. Gracias a su versatilidad, se pueden hacer modificaciones según los alimentos disponibles del lugar que se consuma, manteniendo sus principios fundamentales.