La Tierra tiene la misma cantidad de agua desde hace, al menos, 2 mil millones de años, pero sus mayores reservas están en lugares inesperados.
(Foto: Getty Images).
De acuerdo con información compartida por el Servicio Geológico de Estados Unidos, en la Tierra hay unos 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua. Una cantidad así representa, aproximadamente, el 70% de la superficie de este mundo. Por buenas razones nos hemos autodenominado el planeta azul. Pero, ¿dónde están las mayores reservas de agua?
Si bien la mayor cantidad -más de un 90%- se encuentra, obviamente, en los océanos, quizás ignoremos que el agua subterránea es superior en cantidad a la de los casquetes polares y los glaciares.
Con este dato, se determina que la mayor reserva de agua del planeta, fuera de la de los océanos, es aquella que está bajo el suelo.
Este gran mundo subterráneo de agua está por debajo de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y entre los cuatro países albergan bajo su suelo 30.000 kilómetros cúbicos de agua dulce.
Gracias a este dato que muchos ignoramos, podemos concluir en que la importancia geopolítica (que alguien definió acertadamente como "una partida de ajedrez entre países") de estas naciones es enorme: es un tesoro a futuro que cada nación administrará a su manera, codiciado -sobre todo- por las potencias del mundo y que los dirigentes de cada país sabrán administrar sabia y provechosamente o entregarlo al mejor postor.
Si bien la mayor cantidad -más de un 90%- se encuentra, obviamente, en los océanos, quizás ignoremos que el agua subterránea es superior en cantidad a la de los casquetes polares y los glaciares.
Con este dato, se determina que la mayor reserva de agua del planeta, fuera de la de los océanos, es aquella que está bajo el suelo.
Este gran mundo subterráneo de agua está por debajo de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y entre los cuatro países albergan bajo su suelo 30.000 kilómetros cúbicos de agua dulce.
Gracias a este dato que muchos ignoramos, podemos concluir en que la importancia geopolítica (que alguien definió acertadamente como "una partida de ajedrez entre países") de estas naciones es enorme: es un tesoro a futuro que cada nación administrará a su manera, codiciado -sobre todo- por las potencias del mundo y que los dirigentes de cada país sabrán administrar sabia y provechosamente o entregarlo al mejor postor.