miércoles, 13 de marzo de 2024

Parque Nacional Iberá, uno de los "santuarios naturales" más importantes de Argentina

Estar a cargo una región donde la industria primaria es el ganado, es seguramente una de las historias más impresionantes de conservación en Sudamérica, algo que requiere el apoyo de mucha gente muy apasionada. Así es la conservación del Parque Nacional Iberá, la mayor área protegida en Argentina.

El simpático y amigable carpincho, una de las especies que habitan el Parque Nacional Iberá (Foto: Getty Images.

De vuelta a su hogar

Tompkins Conservation, antes conocido como Conservation Land Trust, ha trabajado desde 1997 en revertir la zona a su estado natural, convirtiendo lo que fueron antiguos ranchos ganaderos de la región de Iberá en áreas en estado salvaje. En el proceso, reintrodujeron especies animales que habían desaparecido  a lo largo de décadas de la región.

Los proyectos de reintroducción y conservación en Iberá son únicos y poco comunes, según la organización. Conjuntamente con Rewilding Argentina, están en el proceso de aumentar el número de especies autóctonas de la región. Dentro de ellas, la población de osos hormigueros y varias especies de venado, han sido las más exitosas hasta el momento.

La conservación de las especies


Iberá representa uno de los programas de recuperación silvestre más ambiciosos de América, trabaja con más de una docena de especies y aloja el primer centro de reproducción de jaguares. A diferencia de otros programas que liberan jaguares rehabilitados, este centro les permite criarlos y así introducir una diversidad genética muy necesaria que ayudará a su supervivencia a largo plazo.

Crías de garza Cocoi en el Parque Nacional Iberá (Foto: Getty Images).

La reintroducción de especies que alguna vez estuvieron extintas, como el guacamayo rojo y verde, visto por última vez en Argentina hace 150 años, requiere una amplia colaboración con instituciones donantes y la capacitación de especies de los zoológicos para que vuelvan a ser silvestres. Es un proceso increíblemente complicado y, cuando el trabajo no tiene precedentes, se van descubriendo formas de hacerlo a medida que se avanza.

Hay una variedad de especies clave que regresan, desde nutrias gigantes de río y jaguares, ambos depredadores principales, hasta herbívoros como el venado de las pampas y dispersores de semillas cruciales como el pecarí y las guacamayas.

Actualmente, estiman que hay cientos de osos hormigueros y venados que también se están expandiendo a Brasil. De jaguares, se estiman que hay unos 21 individuos y de guacamayos, unos 30. La única especie que se puede contar con seguridad dentro del Iberá es la nutria gigante, porque todos los ejemplares aún siguen en corrales, mientras los científicos elaboran el plan ideal para liberarlos.

El Iberá en llamas

Pero por más impresionante que sea el programa del Iberá, no ha sido nada fácil llegar a este punto. El año 2022 fue particularmente devastador debido a extensos incendios que pusieron en peligro el ecosistema, tanto  la vida silvestre como las personas que habitan en la región.

Sebastián Di Martino es director de conservación en Rewilding Argentina y comenta que el fuego es un elemento natural en Iberá debido a las tormentas eléctricas. Los rayos caen y prenden fuego al pastizal, y eso es parte necesaria dentro del ecosistema. Pero el problema es la manera en que empiezan los incendios.

"El fuego no es el malo de la película en Iberá", dice Di Martino. "El fuego es un elemento natural del ambiente en Iberá. Hay muchas tormentas eléctricas, caen rayos y se quema el pastizal. Y para el pastizal, quemarse una vez cada una determinada cantidad de años no es malo. Al contrario: lo ayuda porque renueva el pastizal. Saca la materia seca. Mata a los arbustos que pueden empezar a crecer en el pastizal. Y si no hay fuegos, los arbustos terminan reemplazando la gran diversidad que nos regala el pastizal, por una comunidad de arbustos monótona".

El fuego no es el problema

"Entonces, el fuego no es el gran problema. El problema es cuando esos fuegos, que pasan una vez cada tanto de forma natural, hoy en día pasan todos los años y muchas veces por año. La ganadería se vale del fuego para obtener rebrotes de pastos, por eso todo el tiempo se están generando focos en iberá, muchos y en el mismo lugar, e incluso, muchas veces al año y eso no hace otra cosa más que debilitar el pastizal" continúa el director. "Pero además, en momentos de sequía extrema, como hemos sufrido hasta mediados del 2023, todos esos fuegos que se prenden en muchos sectores del pastizal, normalmente recorren una distancia breve porque terminan encontrando agua en algún lugar. Estos últimos años, al no encontrar agua, continuaban activos por meses quemando todo a su paso. Por eso yo siempre digo que el fuego es una tragedia ecológica porque termina debilitando y hasta matando al pastizal. Y si no tenemos un pastizal desarrollado, el fuego termina llegando a las casas de familias que lo terminan perdiendo todo".


Pastizales del Iberá al atardecer (Foto: Getty Images).

En busca del tiempo perdido

A pesar de lo complicado que puede ser el proceso de reintroducción de animales que alguna vez fueron extirpados, Di Martino dice que ayuda a darle un sentido de propósito a los humanos que se encargan de cuidar el parque y a los animales.

"Las crisis ambientales que estamos viviendo son terribles: cambio climático, aparición de pandemias, extinción de especies, son todos temas muy agobiantes, muy deprimentes y que si vos no tenés una agenda positiva, una agenda proactiva, perdés la esperanza", dice Di Martino. "La de recuperar territorio perdido, ya deja de ser conservación porque no estás tratando de que no se pierda lo último que queda, sino que estamos recuperando algo que ya perdimos. Y cuando ganas es batalla, donde ganar es recuperar… es súper diferente psicológicamente. Y esto genera un cambio cultural grandísimo: la recuperación de lo que perdimos".