lunes, 18 de marzo de 2024

Psicomotricidad: la formación corporal

La formación corporal: sostén para un psicomotricista

Por Brenda Jocelyn Guerrero Cordero

Resumen

El artículo plantea como el cuerpo del psicomotricista se pone en juego durante el proceso de formación corporal, generando un saber aprendido y registrado previamente en el propio cuerpo; ese saber incorporado permite la comprensión de su vivencia y posibilita la decodificación de la vivencia del otro. Fundamenta la importancia de la formación corporal como requisito ineludible para la intervención psicomotriz.

Palabras clave: cuerpo, formación corporal, intervención psicomotriz

Introducción

En Psicomotricidad se concibe al sujeto como unidad corporal; con base en esa concepción se implementa una intervención que tiene en cuenta y se dirige a los aspectos funcionales y competenciales del cuerpo, y también a los aspectos que están más del lado de la imagen corporal (la emoción, los afectos, la pulsión).

Tomando como referencia el concepto de unidad corporal, se puede argumentar que cada cuerpo cuenta una historia singular, porque "el sujeto y su cuerpo no vienen dados de antemano, sino que se hacen, se construyen".

En otras palabras, el cuerpo se construye en la relación con el otro, quien brinda una interpretación del mundo, la cual se encarnará y posteriormente actuará; como resultado de ese proceso el sujeto entra en el orden del ser y el hacer a partir de aquello que vivió a través de las experiencias sensoriomotrices y los intercambios afectivos, es decir "ya venimos determinados por las palabras, las fantasías y los deseos que nos anteceden".

Así mismo, la mirada psicomotriz respeta, acoge y acompaña la historia y el tiempo singular del sujeto. El psicomotricista debe mirarse primero precisamente para reconocer y trabajar su propia historia encarnada, después podrá mirar al otro y luego mirarse en relación, es así como el profesional de la Psicomotricidad logra abrir el espacio para que el sujeto al que acompaña se represente y se juegue en la escena. 

Entonces: si el psicomotricista no ha atravesado una formación corporal… ¿Podrá decodificar la vivencia del otro?, ¿Mirará al sujeto o sólo a un diagnóstico?

A lo largo de estas líneas se aborda el concepto de cuerpo e intervención psicomotriz, los cuales permiten fundamentar la importancia de atravesar un proceso de formación corporal para ejercer el rol de psicomotricista. 

Cuerpo

El cuerpo es el elemento principal con el que trabaja la Psicomotricidad, es decir "la intervención psicomotriz tiene al cuerpo como su área de trabajo" André Lapierre y Bernard Aucouturier lo estratifican, utilizan una imagen topológica: 

En la superficie, en el nivel más aparente, el cuerpo instrumental; equilibrio, coordinación general y óculo-manual, lateralidad, etc.

Por debajo, todo un substrato cognitivo, muy vinculado a la motricidad voluntaria, a la acción, a las experiencias sensoriomotrices y posteriormente perceptivo motrices; cuerpo propio, esquema corporal, organización y estructuración espacio temporal, organización semántica a partir de las nociones fundamentales, etc.

Más profundamente todavía, toda la organización tónica, involuntaria, espontánea, parte integrante de la vivencia afectiva y emocional, vinculada forzosamente a las pulsiones, a las prohibiciones, a los conflictos relacionales y al inconsciente; un obrar espontáneo cuya significación simbólica no puede ser ignorada.

Finalmente, lo que nos parece actualmente ser el único núcleo más profundo de la personalidad, toda una problemática fantasmática, ligada a la vivencia imaginaria del cuerpo en su relación con el otro y con el mundo. Un imaginario inconsciente que condiciona toda la vida relacional.

La definición habla de un cuerpo estratificado, lo cual facilita su estudio a nivel teórico, posibilita su entender y a partir de ello el abordaje en la intervención psicomotriz. Se concibe al cuerpo como una unidad corporal; ya que cada una de las capas que mencionan juega un papel importante en la constitución de la personalidad del sujeto.

Esa constitución se da por la vía de la relación con el otro, a través de las experiencias sensoriomotrices:

Nos forjamos en las sensaciones corporales inconscientes desde que somos bebés. Estas sensaciones corporales, de las qué distinguimos principalmente la interocepción, la propiocepción y la exterocepción, se integran gracias a la relación con el otro y son causa y medio de nuestra construcción personal .

He ahí la importancia que tienen los afectos sobre la crianza del niño especialmente durante los primeros años de vida; el hijo necesita de una mirada y un sostén que le brinden un sentido a su existencia para que constituya su subjetividad y al mismo tiempo la encarne, dando como resultado una unidad corporal que le permita reconocer-se cómo un sujeto deseante y al mismo tiempo en falta, se habla de una imagen y un esquema corporal, “el desarrollo neuromotriz de un niño es del orden del tener, y el sujeto-hijo es del orden del ser, allí donde él lo tiene reconociéndose en su cuerpo y el desarrollo, él lo es, estructurándose como sujeto deseante” .

En Psicomotricidad se interviene con el cuerpo y en el cuerpo del otro, teniendo como objetivo incidir en los aspectos instrumentales, pero también en la emoción y los afectos, es decir, aquellos que están más del lado de la imagen corporal. Para fines puramente teóricos se retoma la distinción entre imagen y esquema corporal, la cual fue elaborada por Arana, tomando como referencia el trabajo de Dolto titulado: La imagen inconsciente del cuerpo:

Tabla 1. Distinción entre imagen corporal y esquema corporal 


Se basan, respectivamente, en la continuidad del ser (sensorialidad), en su competencia funcional (acción) y en el placer compartido y humanizante (comunicación). En el inicio de este escrito se acuña el término unidad corporal “para significar esta especie de relación dialéctica entre estos dos polos: el cuerpo entendido como una función, como un instrumento, y el cuerpo entendido como una imagen”
Precisamente dentro de la sala de Psicomotricidad se observa esa correlación a través del despliegue motor de cada individuo, por ejemplo en las relaciones que establece con el espacio, los objetos, con los otros y consigo mismo, es decir se observa ese ser y hacer que hacen de cada sujeto un individuo único. Esas relaciones que se van creando entre la persona y su entorno están condicionadas por la imagen corporal de base, tal como lo explica Rota:

Del lado de la imagen corporal, podemos situar todo lo que se origina a partir de las relaciones que desde el inicio el niño establece con su entorno: el surgimiento de las emociones, la instalación de la pulsión, el surgimiento del deseo a partir de las carencias, el nacimiento de la vida fantasmática… Unas primeras relaciones que conforman la imagen corporal de base. Y será esta imagen corporal de base la que condicionará todas las relaciones que la persona irá estableciendo con su entorno, a la vez que ella misma (esta imagen corporal) irá modificándose a partir justamente de toda esta vida de relación 
De tal manera que las manifestaciones corporales dentro de la sala de Psicomotricidad cuentan la historia del discurso que anudó la existencia y permitió a ese ser devenir sujeto, por lo tanto es importante tener presente que cada cuerpo resuena en el orden de lo singular. Dicho de otro modo:
El estilo motor refleja la forma de ser y de relacionarse de cada persona, como la expresión de su conjunto. En este sentido, el desarrollo psicomotor sería la historia del estilo motor y, en gran medida, la historia misma de la persona como unidad -Es el lugar de la representación de las pulsiones. -Es la fuente de las pulsiones.

Así pues, la orientación epistémica que guía el hacer Psicomotriz está permeada por la cultura al respecto, Sassano precisa que: La mirada sobre la persona de las sociedades humanas marca sus contornos sin distinguirlos, en general, del hombre que la encarna. De ahí las paradojas de las sociedades para las que “el cuerpo” no existe. O de las que desafía la comprensión occidental. Así como el bosque es evidente a primera vista, pero existen varios bosques… del mismo modo, el cuerpo sólo cobra sentido con la mirada cultural del hombre.

Intervención psicomotriz

Previamente se abordó el concepto de cuerpo y se mencionó que es el área de trabajo de la Psicomotricidad, entonces ¿Qué es la Psicomotricidad, que es un Psicomotricista y qué sería la intervención psicomotriz?

Es impórtate partir de la definición de Psicomotricidad, con base en la cual se puede ir
perfilando lo que es un Psicomotricista y luego entonces abrir espacio a lo que sería la
intervención psicomotriz. La Federación de Asociaciones de Psicomotricistas del
Estado Español, la definen como: Una disciplina que, basándose en una concepción integral del ser humano, se ocupa de la interacción que se establece entre el conocimiento, la emoción, el cuerpo y el movimiento y de su importancia para el desarrollo de la persona, así como de su capacidad para expresarse y relacionarse en un contexto social. 

Partiendo de esta concepción, se desarrollan distintas formas de intervención psicomotriz que encuentran su aplicación, cualquiera que sea la edad, en los ámbitos preventivo, educativo, reeducativo y terapéutico.
 
En la definición se plantea una concepción integral del ser humano en la cual se hace énfasis en la forma de relacionarse consigo mismo con el espacio, el tiempo y los otros; además se menciona la importancia del movimiento para el desarrollo de la persona; la concepción integral del ser humano que se plantea en esta definición se complementa con la visión de cuerpo como unidad corporal que se plantea previamente. Entonces, ¿cómo se le llama a la persona que hace de la Psicomotricidad su labor profesional?

Este sentido, se puede decir que un Psicomotricista es aquella persona que ejerce la Psicomotricidad de manera profesional, tal como lo plantea la Escuela Argentina de Psicomotricidad:

El psicomotricista es el profesional que, por su formación teórica y personal se ocupa, mediante la mediación corporal y el movimiento (interpretado el mismo como medio de expresión, comunicación y de relación), de abordar a la persona, cualquiera que sea su edad, con el fin de favorecer el desarrollo armónico de la personalidad. Integrando las funciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de ser y expresarse en un contexto psicosocial.

La forma de mirar al cuerpo como unidad corporal es lo que justifica y orienta el abordaje psicomotriz. En la intervención psicomotriz se trabaja con los aspectos funcionales y competenciales del cuerpo, pero al mismo tiempo con la emoción, los afectos, la pulsión. "Dicho de otro modo, la emoción, los afectos, la pulsión… se vehiculizan y se manifiestan a través de las funciones y competencias corporales y a la inversa. Se trata, pues, de un abordaje que acoge y acompaña al cuerpo como
unidad".

Acoger y acompañar son la labor que debe realizar el Psicomotricista durante el proceso de cada sujeto, sin perder de vista la concepción de globalidad y al mismo tiempo de cuerpo como unidad corporal ya que "el cuerpo moldea el psíquismo y el psíquismo moldea al cuerpo en una relación dialéctica" ; por lo tanto: no pretendemos cambiar su personalidad, no pretendemos decirle lo que ha de hacer para curarse (no lo sabemos), solo le ofrecemos el marco material y humano que le permita diluir sus dificultades para conectar con su deseo, para conectar con sus necesidades y hacerse activo en su satisfacción 
En este sentido la intervención psicomotriz "tiene como objetivo prioritario y fundamental: favorecer y potenciar la adaptación armónica de la persona a su medio, a partir de su propia identidad".

El Psicomotricista para poder desempeñar su rol y cumplir con este objetivo recibe
una formación que lo dota de conocimientos del orden teórico y posibilita la adquisición de un saber metabolizado en su propia carne; la formación que hace alusión a la parte corporal se denomina formación corporal.

Formación corporal

Después de revisar los conceptos de cuerpo, Psicomotricidad y psicomotricista, se puede ir generando una visión del papel que juega la formación corporal en este entramado; en efecto, cada cuerpo es un lienzo en el que se inscribe una historia única, la cual da cuenta del proceso a través del cual se constituyó el sujeto, dicho de otro modo "los procesos psicológicos, desde los más arcaicos a los más
evolucionados, no están, desencarnados, sino que toman cuerpo por medio de una dinámica viva, de interacción y de comunicación" ; de ahí que, la formación corporal se plantea como objetivo:

Reencontrarnos de alguna manera con algo que como adultos, como seres de pensamiento y de lenguaje, hemos dejado atrás; se trataría de favorecer la reapropiación corporal, vivenciar ciertas experiencias que nos ayuden a hacer consciente nuestra disponibilidad, nuestra escucha, ajustar nuestro sistema de actitudes para poder entender mejor Se habla de la reapropiación corporal, la cual implica que el sujeto se reconozca en el tiempo y espacio actual, que se reapropie de su ser como persona y al mismo tiempo como psicomotricista logrando establecer esa relación de escucha con el otro.

Alplantear la concepción de sujeto como unidad corporal, se retoma la premisa de que
psique y soma tiene una relación dialéctica, por lo tanto, se puede añadir que: Nuestro objetivo es que el psicomotricista conozca su cuerpo, y logre representarse su individual y singular forma de relacionarse con otros, de investir cognitiva y emocionalmente a los objetos, al espacio y al tiempo, que tome consciencia de su tono, de sus gestos, de su lenguaje y nos parece importantísimo que contacte con
los contenidos de su inconsciente.

Dentro de la sala de Psicomotricidad cada sujeto imprime en el movimiento y uso tanto de los materiales como del espacio un significado simbólico, el cual permite poner en escena "eso" que el sujeto necesita, para jugarlo y resignificarlo, posibilitando un cambio de lugar psíquico. Al respecto, Levin dice: dentro de la sala de Psicomotricidad el niño juega a desdoblarse, juega el artificio
de no ser él para ser otro, es desde ese otro que él toma distancia de su cuerpo para volver a ser él, y al realizarlo, pone en escena el enigmático secreto de su representación. No se trataría de develar e interpretar el secreto, sino de permitirle al niño jugarlo en escena y producirlo.

Al jugar, al ficcionar, el niño crea el misterio, que el mismo va develando y creando sin darse cuenta, al ponerlo en escena.

La Psicomotricidad habilita a un campo de experiencias que resignifican las anteriores; el Psicomotricista mira con respeto y acompaña el tiempo singular del sujeto, "desde la psicomotricidad reclamamos dar tiempo al tiempo, dar calidad a la interacción, dar libertad a la acción del niño pues él lleva en su programa la capacidad para su propia adaptación" , por consiguiente la función del Psicomotricista es acompañar al sujeto brindar sostén y contención dentro de la sala; con el objetivo de brindar al psicomotricista los saberes necesarios para ejercer su rol de manera satisfactoria, la formación corporal aporta algunos de esos saberes, los cuales como se precisó anteriormente se metabolizan en la propia carne.

Es preciso señalar que para un psicomotricista: El rol se define en la puesta en práctica de sus conocimientos, otorgándole al profesional el dominio y experimentación en la tarea, pudiendo tal vez crear un conjunto de procedimientos particulares y únicos que, articulados a las teorías, marcan un estilo propio en el rol. Considero que en Psicomotricidad trabajamos desde el rol con el propio cuerpo como instrumento para la tarea.

De manera que la formación corporal debe cumplir con algunos contenidos esenciales:

•  Juegos que hacen referencia a profundas emociones vividas en el diálogo tónicoemocional originario con la madre, vividas en las primeras manipulaciones recibidas: 
- equilibrarse, desequilibrarse - acunarse, ser acunado - resbalar, rodar, girar - tocarser tocado, mirar- ser mirado - oponerse, resistir, tomar, tirar, empujar rechazar, lanzar, atrapar, atacar, liberarse, saltar, chutar, escalar, correr, estirarse, relajarse (estiramientos pasivos y activos, solo - de a dos), respirar - jugar sobre el suelo: contactos, apoyos, ejes del cuerpo, movimientos simétricos placer de la coordinación, movimientos giratorios, ritmos, danzas.

• Juegos de placer sensoriomotriz que hacen referencia a la búsqueda de sus propios límites corporales, a la experimentación de las capacidades motrices y a las estimulaciones kinestésicas.

Juegos sobre los temas de los fantasmas arcaicos del cuerpo en relación -devorar, destruir, huir, atacar, fusionarse, envolverse - juegos de identificación mágica de omnipotencia: monstruos, bestias feroces (lobo, cocodrilo…), Brujas, ogros, héroes con los cuales se identifica el niño,

•  Juegos de reaseguración profunda que hacen referencia a los contrastes emanados de la presencia-ausencia, de perder-encontrar - aparecer desaparecer (esconderse, ser descubierto) - construir destruir - desordenar ordenar: dispersarreunir - abrir – cerrar - crear el lleno, el vacío - perseguir, ser perseguido

Crear y compartir - con el movimiento, solo o a dos - con el material: balón, cuerda, bastón, pañuelo, telas, papel, cartón, tierra, arena, pintura 

• Crear juegos dramáticos con el lenguaje: crear historias, escribirlas y teatralizarlas

Crear símbolos de grupo -danzas colectivas, creación con el material h) compartir y escuchar; hablar, escribir sobre: ¿Cómo han sido vividas las situaciones prácticas?… Las sensaciones, las emociones, la tonicidad, la gestualidad.

Precisamente estos contenidos permiten trabajar desde el cuerpo lo que Aucouturier denomina angustias arcaicas de pérdida del cuerpo: de caída, de falta de límite, de explosión, de rotura, de despellejamiento y de amputación; por lo tanto, se debería hacer un abordaje corporal de lo arcaico, ya que estos registros quedaron inscritos en el cuerpo del psicomotricista, por esa razón es indispensable que los trabaje para hacer la reapropiación corporal y así evitar que sus propias angustias se desplieguen
durante la sesión del paciente. En otras palabras: El niño, el juego, el cuerpo y el grupo remiten a la historia vincular social de la persona del psicomotricista; involucran su identidad. El desplegarla en la sesión del niño resultaría todo un caos; el negar que esto pudiera suceder sería una disociación obturante.

Precisamente esa cuestión sustenta la importancia de mirarse primero a sí mismo, para luego mirar al otro y posteriormente mirarse en relación, tal como lo menciona Bottini: Al ser la Práctica Psicomotriz una terapia de abordaje corporal, y siendo el cuerpo la condición observable de los actos de una persona, requiere para su formación profesional de un trabajo profundo, centrado en la propia persona del terapeuta.

Esto le permitirá contactar consigo mismo, valerse del caos, y desde ahí instrumentarse.
Así pues, la intervención psicomotriz es una terapia de abordaje corporal, entonces la disponibilidad corporal es indispensable para el psicomotricista ya que le permite descentrarse, observar, acompañar y al mismo tiempo prestar el cuerpo al otro. El psicomotricista debe experimentar en cuerpo propio precisamente para generar un referente que le permita decodificar y al mismo tiempo diferenciarse.
Cuando logremos registrar el propio caos, el propio temor, la propia escena en el juego del paciente, podremos discriminar qué es de quién, y gracias a esto podremos también empatizar corporalmente con su temor, sin miedo a confundirnos, sin peligro a perder el rol, ni nuestra función para con el niño.
 
Los juegos y las dinámicas dentro de la sala psicomotriz abren espacio a distintas escenas que evocan sensaciones corporales y al mismo tiempo impactan en el psiquismo y la historia vincular social; el que principalmente va a jugarse en la sesión es el paciente sin embargo el psicomotricista también puede llegar a ser atravesado por alguno de estos estímulos y es fundamental como ya se dijo anteriormente, que sepa reconocer que es suyo y que es del otro, para evitar interferir con el proceso del
paciente. A modo de ejemplo: Alicia en uno de estos espacios de Formación comentó: "Sentí que me ponían una capucha en los ojos, que me sometían; tuve miedo, sentí que podían ahogarme".

El juego era, según lo describe Daniel Calmels, de persecución y ocultamiento. Los niños intentaban hacer callar a un robot (personaje que jugaba Alicia) poniéndole una bolsa de red en la cabeza, elemento que todos sabemos le permite seguir viendo, oyendo, respirando y hablando.

Alicia asoció este juego de los niños con un tramo de su historia personal, y comprendió que la propia escena intentaba deslizarse en el campo de trabajo. El contexto social, histórico y político se hicieron presentes en su cuerpo.

Este darse cuenta fue lo que le permitió operativizar la situación en función de los requerimientos del grupo de niños. De no poder reconocerlo como algo propio hubiera obturado el juego. La implicación corporal en un juego puede precipitar vivencias y no sólo en los niños.

Por lo tanto, se debe tener presente un encuadre que cumpla con la estructuración e implementación adecuada para contener, sostener y mantener el proceso personal de cada uno de los psicomotricistas en formación; ya que "al poner en juego al cuerpo, se pone en juego cada fibra del ser, cada capítulo de su historia, como resultado existe una transformación/resignificación" , es decir "no somos los mismos cuando salimos de una formación personal, al igual que cada sesión de psicomotricidad
también nos transforma".

Conclusiones

Conviene enfatizar que la Psicomotricidad basa su intervención en la concepción de la persona como unidad corporal, se ocupa de la relación dialéctica entre psique y cuerpo, abarca los aspectos funcionales e instrumentales del cuerpo, así como los afectos, la emoción y la pulsión.

Entonces, un psicomotricista es el profesional que cumplió con una preparación académica especifica que lo dota de los elementos necesarios para hacer intervención psicomotriz. Uno de los pilares de su preparación, es la formación corporal, en complemento con el aspecto teórico, la supervisión y el proceso psicoterapéutico.

Es preciso señalar que la formación corporal, es un requisito ineludible dentro de la preparación como psicomotricista y debe cumplir con elementos que contengan, sostengan y mantengan el proceso personal.

Durante esta formación se desarrollan algunos contenidos: juegos que hacen referencia a emociones vividas en el diálogo tónico-emocional originario con la madre, juegos de placer sensoriomotriz, juegos sobre los temas de los fantasmas arcaicos del cuerpo, juegos de reaseguración; se crean y comparten juegos dramáticos, juegos con el material disponible en la sala, se construyen símbolos de grupo, también se comparte, escucha, habla y escribir sobre las experiencias vividas duramente las situaciones prácticas. A consecuencia de ello, se toca cada fibra del ser, se abre espacio a distintas escenas, que de manera análoga evocan sensaciones corporales e impactan en el psíquismo y la historia vincular social, como resultado de este proceso se da la transformación/resignificación personal que posibilita a su vez la reapropiación corporal.

De lo que se concluye que, como efecto de la reapropiación corporal, el psicomotricista toma consciencia de sí y genera el conocimiento encarnado que le permite desempeñar su función. Entonces al comprender su vivencia, será capaz de decodificar la vivencia del otro, podrá diferenciar entre lo suyo y lo del otro (su propia carga afectiva, elementos de su historia vincular social, deseos y sensaciones corporales), mantendrá una actitud empática para permitir el despliegue de la expresividad y dar sentido a las manifestaciones corporales de la persona que acompaña.

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