martes, 26 de marzo de 2024

Cosecha de agua: la técnica para arrancar gotas a la lluvia y la niebla

La cosecha de agua de lluvia tiene raíces ancestrales y comunidades de todo el mundo han empezado a recuperarla. Esta podría ser una forma de responder a la escasez propiciada por el cambio climático.

El agua de lluvia ha sido aprovechada por diferentes civilizaciones (Foto: Getty Images).

Atrapar las gotas de lluvia antes de que caigan a la tierra o arrancar la humedad de la niebla son dos técnicas para la cosecha de agua. Esta estrategia ha ganado relevancia en regiones áridas o afectadas por sequías prolongadas debido al cambio climático, aunque sus raíces ancestrales se remontan a miles de años. Un ejemplo notable es el historial extenso de las islas griegas en la captación y almacenamiento de agua.

Las nubes negras que cubren el cielo y que descargan su lluvia en campos y ciudades siguen siendo la respuesta a la escasez de agua en tiempos de sequía, tal como ocurría con el proceso natural ahora modificado. Su almacenamiento y aprovechamiento puede significar un fresco respiro en las estaciones secas y garantizar el abastecimiento de agua potable, para uso industrial, agropecuario y riego, entre otros. De igual forma, puede ser de ayuda para comunidades rurales que no cuentan con infraestructura para el suministro.

La recolección de lluvia implica la captación directa de la precipitación, ya sea en depósitos artificiales o mediante lagunas y estanques naturales que alguna vez rebosaron de agua. Un buen almacenamiento para uso doméstico puede garantizar abasto de hasta por seis meses a una familia completa. Este proceso sencillo maximiza la eficiencia hídrica.

La captación se logra utilizando techos de casas y diferentes construcciones, que dirigen el agua hacia canales y tuberías hasta llegar a los tanques de almacenamiento. Antes de llegar al depósito, esta se filtra para retener sólidos o impurezas. Luego, la bomba envía el agua a un tanque elevado que distribuye hacia la llave. La cantidad de agua recolectada dependerá del área del techo disponible para la captación.

Además, la cosecha de agua puede tener beneficios ambientales, como la reducción del volumen de agua que se incorpora al drenaje proveniente de lluvia, con lo que se disminuye el riesgo de inundaciones.

Arrancarle gotas de agua a la niebla

La cosecha de niebla se basa en capturar las diminutas gotas de agua suspendidas en el aire. Mallas especiales, instaladas estratégicamente en áreas nebulosas, atrapan las partículas de agua, que luego se condensan y se recogen en recipientes. Esta técnica aprovecha un recurso escaso de manera efectiva, transformando la humedad en una fuente utilizable.

El aprovechamiento de la niebla depende de la densidad de ésta, pero está limitada por las corrientes de aire y la cantidad de terreno que se requiere para instalar toda la infraestructura necesaria para hacer posible la recolección de agua.

Una técnica usada por los griegos y los mayas

La cosecha de agua no es una innovación, el aprovechamiento de la lluvia ha sido una práctica arraigada desde tiempos antiguos. De acuerdo con la Asociación Mundial para el Agua, sistemas elaborados de recolección, transporte y almacenamiento de agua han sido documentados en diversas civilizaciones, remontándose a la Edad del Bronce en la civilización minoica en Grecia (3500 a.C.), la del Valle del Indo en Nepal y Afganistán (3000-1500 a.C.), los Mayas en Guatemala, Honduras, El Salvador y parte de México (2000 a.C.) y posteriormente los Incas en Perú (desde 1200 d.C.).

En cada civilización, había sistemas sofisticados de cosecha de aguas lluvias que proporcionaban agua para palacios, ciudades y aldeas. Algunos de ellos, como el sistema de cosecha de agua en Tikal (Guatemala), se considera una obra maestra de la ingeniería de agua de bajo costo. Dicho sistema puede darnos lecciones importantes; puede ser replicado y adaptado a las necesidades modernas, como es el caso, hoy en día, de las personas que se movilizan a las partes altas para cultivar.