viernes, 8 de marzo de 2024

Psicología - Psicopedagogía: dificultades específicas del aprendizaje

Las dificultades específicas del aprendizaje (DEA) se presentan en procesos procesos como el lenguaje, la lectura, la escritura o el cálculo.



Siendo un riesgo de fracaso escolar si no se adoptan las medidas adecuadas desde los primeros cursos de la escolaridad.

¿Qué son las dificultades específicas del aprendizaje?

Podríamos definir a las dificultades de aprendizaje como una incapacidad específica de aprendizaje de origen neurobiológico. Es decir, una dificultad excesiva para aprender o desarrollar ciertas habilidades necesarias para un correcto funcionamiento del niño. Esta dificultad para desarrollar ciertas habilidades puede verse reflejada tanto en la escuela, por la incapacidad o dificultad excesiva de avanzar en ciertas áreas curriculares, como en actividades del día a día.

Normalmente, todas las dificultades del aprendizaje llevan una fuerte carga hereditaria. Por ejemplo, en dislexia, hay estudios que demuestran una prevalencia del 40% en los hermanos y entre un 30-50% en los padres, por lo que no es de extrañar que te sientas reflejado cuando observamos las dificultades que tiene tu hijo en la escuela, que tú en su día, también sufriste.

Puede que en ocasiones hayamos escuchado cosas como que el TDAH (Trastorno de déficit de atención con hiperactividad) o la dislexia son un mito, que no existen. La realidad es que desde hace bastantes años y especialmente a día de hoy, las dificultades del aprendizaje están muy respaldadas por la comunidad científica, ya que hay numerosos estudios a todos los niveles sobre cada una de ellas, especialmente el TDAH y la dislexia. Sin ir más lejos, estudios de biología molecular apoyan, que concretamente los genes 2, 3, 6, 15 y 18 estarían alterados en la dislexia. Estos estudios explican que encontremos tanta heredabilidad.

¿Cómo evaluar las DEA?

Se detecta que hay una posible dificultad del aprendizaje porque el alumno es incapaz de alcanzar algunos puntos del currículum escolar. A partir de aquí la evaluación debe ser realizada por un experto. Generalmente consta de dos fases:

Fase 1: evaluar las aptitudes cognitivas generales y las funciones implicadas. Esta información nos va a permitir:

• Comprobar si el nivel intelectual es la causa de las dificultades de aprendizaje en el proceso de lectoescritura.

• Comparar el nivel y el rendimiento académico.

• Identificar las áreas de alto y bajo rendimiento.

Algunas de las herramientas más utilizadas serían las siguientes:

• Escala de inteligencia de Wechsler para niños-IV (WISC-IV).

• Escala de Inteligencia de Wechsler para preescolar y primaria (WPPSI-IV).

• La batería de Aptitudes Diferenciales y Generales (Yuste, 1996).

•El Inventario del Desarrollo Battelle.

• La Batería de Aptitudes Diferenciales y Generales (BADYG).

Fase 2: aplicar las herramientas para la evaluación específica. Hay multitud de herramientas específicas en función del tipo de dificultad del aprendizaje. Nos servirán para evaluar el grado en que está afectada un área del aprendizaje y poder establecer una intervención personalizada para cada caso.

Tipos de dificultades de aprendizaje

Las dificultades aprendizaje más habituales son los siguientes:

• Dificultades en la lectura (dislexia).

• Dificultades en la escritura (disgrafía).

• Dificultades en el cálculo o las matemáticas (discalculia).

• Dificultades en el lenguaje oral.

• Dificultades en la atención (TDAH).

¿Cómo abordar las dificultades de aprendizaje?

En primer lugar, es especialmente importante una primera detección. Lo habitual, es que esta detección se dé desde el colegio, en las etapas de infantil o primaria. No obstante, a menudo se detecta por parte de las familias, que observan cómo a pesar de que su hijo se esfuerza, no avanza lo que debería, o le está costando aprender ciertas áreas mucho más de lo que le costó a sus hermanos o amiguitos.

En primer lugar, es especialmente importante una primera detección. Lo habitual, es que esta detección se dé desde el colegio, en las etapas de infantil o primaria. No obstante, a menudo se detecta por parte de las familias, que observan cómo a pesar de que su hijo se esfuerza, no avanza lo que debería, o le está costando aprender ciertas áreas mucho más de lo que le costó a sus hermanos o amiguitos.

Otro perfil muy habitual de detección, son niños que han funcionado correctamente en los cursos anteriores, pero que por alguna razón, se han quedado estancados en el curso actual. Como si no pudiesen aprender ciertas áreas o materias.

Una vez se ha detectado el caso, lo siguiente es evaluar la dificultad o dificultades del aprendizaje, como hemos explicado en el apartado anterior.

A la hora de abordar y trabajar las dificultades del aprendizaje, es muy importante no solamente detectar aquella área o áreas en las que hay dificultades, sino también aquellas áreas fuertes, es decir, las áreas o las habilidades en las que el niño o adolescente se siente cómodo y se le dan bien. Ya que cuando hablamos de dificultades del aprendizaje, no estamos hablando de que el niño o adolescente tenga problemas con cualquier tipo de aprendizaje. Seguramente tenga habilidades muy buenas, o puntos fuertes que podemos aprovechar.

Podemos tener en cuenta cuáles son sus mejores habilidades o puntos fuertes, para desde ahí, abordar lo que no se le da tan bien, planteando dinámicas que mezclen los dos conceptos, tendremos un punto a nuestro favor para que el niño avance.

Por otro lado, es muy importante conocer los gustos del niño. Esto nos puede servir para plantear dinámicas relacionadas con sus gustos. Por ejemplo, si sabemos que le encanta la naturaleza, podemos trabajar la comprensión con textos que hablen sobre animales, dinosaurios, minerales, etc. Pero si le gustan son los deportes, los textos o materiales que elijamos serán muy diferentes.

Además, debemos tener muy en cuenta que trabajar las dificultades del aprendizaje, es algo que a los niños les supone un desgaste importante. Les supone un gran esfuerzo para poder hacer lo mismo, o incluso mucho menos, que sus compañeros en ese área que les cuesta tanto.

Imaginemos el siguiente ejemplo: toca hacer deporte, seguramente al niño que se le dan bien los deportes curiosamente sea al que más le guste el deporte, tenga un cuerpo atlético y rinda en todo especialmente bien. Por otro lado, al que se le dan mal los deportes, tenga un cuerpo menos atlético, rinda peor, y por lo tanto le guste menos hacer este tipo de dinámicas. Por lo tanto, veremos una motivación fuerte en el primero y una motivación muy baja en el segundo. Además, el segundo, dada su complexión, tendrá que esforzarse mucho más que el primero para poder hacer las mismas tareas. Lo mismo nos vamos a encontrar cuando queramos trabajar cualquier dificultad del aprendizaje. Son áreas que no les gusta trabajar porque se les dan mal, es decir, les cuesta mucho más esfuerzo para abordar las mismas tareas que al resto, y por lo tanto, su motivación es muy baja. Seamos realistas, ¿A quien le gusta y le motiva hacer lo que le cuesta mucho esfuerzo y además se le da mal? Es por ello que debemos plantear las dinámicas poniéndonos en su lugar.

Si tenemos en cuenta sus gustos a la hora de plantear dinámicas, podemos reforzarlos después de un gran esfuerzo, para conseguir que estén motivados para implicarse en la tarea. Por ejemplo, si sabemos que es un niño que le gusta salir de casa, podemos establecer una rutina que implique salir al parque después de trabajar la comprensión.

¿Por qué prevenir dificultades de aprendizaje?

A esto, le añadimos que las dificultades del aprendizaje, suponen todo un desafío para aquellos niños que las padecen, ya que, a pesar de ello, tienen que superar todos los objetivos del currículum escolar. Por lo que un niño español, con dificultades de aprendizaje, es carne de cañón para ser un futuro fracaso escolar.

Además, cometeremos un error grave al pensar que las dificultades del aprendizaje son muy raras, y es muy poco probable que nuestros hijos padezcan alguna de ellas, ya que se ha demostrado que afectan entre un 5 y 15% de los niños en edad escolar. Si tiramos de números estamos diciendo que de cada clase de 30 alumnos, por estadística, podemos detectar entre 1 y 5 niños con dificultades. Siendo el TDAH y la dislexia los que aparecen con mayor frecuencia.

Hay muchos mitos sobre las dificultades del aprendizaje como que el tdah, la dislexia, problemas de comprensión, etc. se curan con el tiempo. Sin embargo, los estudios demuestran que en muchas ocasiones estos problemas afectan durante toda la vida de quien los padece, incluso llegando a tener graves consecuencias en la vida adulta, si no se ha intervenido en la etapa escolar. Seguramente, todos los profesionales del sector nos encontramos a menudo con padres que nos piden ayuda para sus hijos y nos dicen "creo que me ocurre exactamente lo mismo que a mi hijo, tuve problemas en su edad y los sigo teniendo".

A menudo, es habitual que los niños con dificultades de aprendizaje pasen desapercibidos en el colegio. Esto se debe a que han aprendido a compensar sus dificultades con otras aptitudes que tienen más desarrolladas. No obstante, aunque en el colegio no te hayan informado de ello, si lo detectas en casa o crees que tu hijo puede padecer alguna dificultad del aprendizaje, no dudes en contactar con nosotros. En muchas ocasiones, hace falta una detección y evaluación a manos de un profesional especializado para poder detectar que dificultad del aprendizaje está generando problemas.