lunes, 6 de mayo de 2024

El inquietante misterio de los "caracoles guerreros" de la Edad Media

El caballero echa el brazo hacia atrás, preparado para atacar. Va vestido con la armadura típica del siglo XIV, con traje de cota de malla, túnica con cinturón y un casco tipo cubo. De pie sobre un pequeño claro cubierto de hierba sostiene un escudo que, inexplicablemente, tiene su propia cara. También empuña un garrote que roza la parte inferior de la línea de un texto religioso, todo en la página amarillenta del libro medieval en el que está dibujado.


(Foto: Biblioteca Británica).

Pero, incluso en las páginas de los tomos antiguos, los caballeros deben enfrentarse a peligros mortales. En el caso de este caballero que nos ocupa, su oponente es una bestia particularmente escurridiza, un enemigo que a menudo aparece escabulléndose en los márgenes de los libros o enfrentándose a los nobles en combates mortales. A veces, estas criaturas parecen revolotear y atacan a los caballeros en el aire. Otra veces, hay más de una.

El caracol gigante y guerrero es un fenómeno exclusivamente medieval. Y, a día de hoy, el motivo por el que se dibujaban y qué representaban sigue siendo un misterio. "Esto ha creado una gran perplejidad entre los historiadores del arte y los bibliógrafos, que se preguntan qué significan", afirma Kenneth Clarke, profesor titular de Literatura Medieval en la Universidad de York (Reino Unido).

Una obra de arte rara y cara

La marginalia son las pequeñas obras de arte e ilustraciones que se encuentran en los márgenes de las páginas de los libros. En la Edad Media, los manuscritos ya terminados que eran más exclusivos podían rematarse con una filigrana adicional: intrincados bordes hecho de follaje rizado, criaturas fantásticas y otros dibujos variados.

A veces se añadían de modo inmediato, otras se hacían décadas después, pero no eran una tarea casual. A menudo se pintaban con pigmentos preciosos, como lapislázuli, o se realzaban con oro. "Eran libros muy, muy, muy caros, con un número muy reducido de lectores", dice Clarke.


(Foto: Getty Images).

Los adornos se encuentran en una gran variedad de obras religiosas, como salterios, que son libros para los cantos; los horarium o libros de horas que contenían rezos y salmos, los breviarios para las oraciones diarias, los pontificales, para los rituales realizados por los obispos y los decretales, que eran libros donde se recopilaban cartas o decisiones papales.

Podían ser dibujos raros, traviesos, grotescos e incluso groseros, con cuerpos al descubierto, genitales, afecciones médicas y un número sorprendentemente elevado de conejos sedientos de sangre adornando las páginas de textos devocionales por lo demás sobrios. A menudo, la marginalia parece tener poca relación con el texto al que acompaña.

La obsesión por los caracoles

Pero durante un breve periodo a finales del siglo XIII, los "iluminadores" -los que decoraban los libros- de toda Europa adoptaron una nueva obsesión: los caracoles luchadores.


Si bien pequeño y poco intimidador, el caracol está presente tasmbién en esta ilustración (Foto: Biblioteca Británica).

A menudo, los moluscos tienen sus antenas -técnicamente llamados tentáculos superiores o pedúnculo ocular-, apuntando agresivamente hacia delante, como si fueran espadas. En una de las ilustraciones, un caracol lucha contra una mujer desnuda. En otras no aparecen como moluscos normales, sino como un híbrido entre caracol y hombre que sirve de montura para otro animal: un conejo, por supuesto.

Con el tiempo, el asunto de los caracoles guerreros empezó a extenderse a otros lugares del mundo medieval, como las catedrales, donde se esculpían en las fachadas o, como ocurre en un caso, ocultos tras una especie de asiento plegable.

¿Por qué estaban allí?

"La lucha entre el caracol y el caballero es un ejemplo del mundo al revés, un fenómeno más amplio que produjo muchas imágenes medievales diferentes", explica Marian Bleeke, profesora de arte medieval en la Universidad de Chicago. "La idea básica es el vuelco de las jerarquías existentes o esperadas. Se supone que es sorprendente e incluso divertido; creo que hoy lo entendemos de modo implícito", afirma.

Sin embargo, sigue sin estar claro si estos dibujos tenían significados simbólicos más profundos, más allá de este giro de estatus. "El caballero debería ser valiente y fuerte, capaz de derrotar a todos los enemigos, pero aquí se acobarda de miedo ante un caracol o incluso es derrotado. En lo que no estamos de acuerdo es en qué hacer e interpretar a partir de ese punto", sostiene Bleeke.

Se han propuesto muchas interpretaciones, incluida la idea de que las peleas de caracoles representan la lucha entre las clases alta y baja o que escenifican la resurrección. Una idea muy extendida es que los caballeros que se enfrentan a los caracoles encarnan la cobardía y que su incorporación a los textos religiosos puede haber sido una sátira.

En muchas escenas de caracoles aparece un caballero arrodillado rezando ante su viscoso atacante o soltando la espada y en otras aparece una mujer suplicando al gallardo luchador que no se enfrente a un enemigo tan mortífero.

Partiendo del tema del caballero sin agallas, expertos sugieren que el motivo del caracol podría haber sido una crítica política en la que los caballeros representaban a los lombardos, un pueblo germánico que estableció el llamado Reino Lombardo en la actual Italia hasta finales del siglo VIII.

A los lombardos se les mostró como un grupo que recaudaba impuestos, pero que también se dedicaba a la usura. 

En la Francia Medieval -donde se hicieron la mayoría de los dibujos de caracoles-, los lombardos fueron difamados de diversas maneras, por ejemplo sugiriendo que eran antihigiénicos y cobardes. 

En el siglo XII este gentilicio se convirtió en sinónimo de comportamiento poco caballeroso en general. En una leyenda popular, un campesino lombardo se encontró con un caracol fuertemente acorazado al que los dioses animaron a enfrentar mientras su mujer le suplicaba que no fuera tan imprudente.

En fin, más allá de estudios y teorías, por el momento no sabemos que significado exacto tenían los caracoles en la marginalia medieval; sólo sabemos que están extraña e inquietantemente presentes en abundancia.