miércoles, 15 de mayo de 2024

La Gran Muralla China está viva: ¿qué la protegió de la erosión?

 
La Gran Muralla China (Foto: Getty Images).

La Gran Muralla China tiene una extensión aproximada de 8.851 kilómetros y una antigüedad mayor a dos milenios. Esto, sumado a las condiciones climáticas a las que está constantemente expuesta la convierten en una estructura profundamente vulnerable a la erosión. Sorprendentemente, es un organismo vivo el que protege a esta maravilla del mundo.

Una serie de costras biológicas protegen parte importante de la muralla. Dichas costras están principalmente compuestas por distintos tipos de musgos y cianobacterias. Consecuentemente, las características protectoras de los organismos son capaces de aminorar los efectos de la desecación y la radiación solar.


Algunos de los organismos de la Gran Muralla (Foto: Bo Xiao).

Además, las costras biológicas funcionan como una manta térmica, amortiguando las fluctuaciones de temperatura del suelo y evitando que las estructuras patrimoniales se hinchen, se contraigan y sufran daños por congelación y deshielo.

Sin embargo, es importante señalar que las costras biológicas también podrían tener algunos efectos deteriorantes sobre la muralla; por ejemplo, los organismos podrían estar liberando secreciones ácidas que dañen la piedra. Sin embargo, algunos estudios aclaran que pesa más la función protectora de los organismos que su posible deterioro.

La naturaleza como defensora


Aunque el valor estético original de la Gran Muralla sea alterado por la capa biológica generada por condiciones estrictamente naturales, los efectos protectores son más positivos considerando que detrás de ella, vive un patrimonio humano invaluable. Esto ha generado discusiones sobre si habría o no que conservar las costras biológicas en la maravilla del mundo.


Musgo y plantas en las paredes de la muralla (Foto: Bo Xiao).


Independientemente a las condiciones estéticas de la muralla, resultan increíbles las habilidades adaptativas de los organismos. Inevitablemente, la extensión de la estructura pasa por distintos climas y aunque suceda en mayor o menor medida, se hallaron costras biológicas en dos de los tres tercios analizados.

Finalmente, es particularmente interesante el hecho de que sea la misma naturaleza la que protege una estructura humana diseñada con motivos bélicos. De alguna forma, la naturaleza augura un buen futuro para la asombrosa Gran Muralla China, uno de los principales atractivos turísticos de Asia y una de las siete maravillas del mundo moderno.

(Fuente: National Geographic).