Instalado en un antiguo gimnasio del Barrio Chino de Manhattan, el espacio artístico recrea en detalle obras famosas y controvertidas del grafitero.
Algunas instalaciones de Bansky fueron recreadas por grupos de artistas que, al igual que él, prefirieron conservar su anonimato.
Abrió sus puertas el 15 de mayo en Nueva York para exponer las recreaciones de casi 200 piezas atemporales del misterioso artista, en las que se retratan con dureza temas que, pese al paso de los años, siguen a la orden del día, como el conflicto israelí-palestino o la crisis migratoria.
Todas las obras se representan tal y como están o estuvieron dispuestas en las ubicaciones reales, con bloques de hormigón destruidos a sus pies o con agujeros y rasguños, e incluso la pared sobre la que se colocan es una reproducción exacta de los muros en los que se encuentran los grafitis originales.
La atemporalidad de Banksy
Gran parte de la exposición está protagonizada por grafitis y pinturas que retratan la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina, dos temas que actualmente están en el ojo del huracán y que muestran la atemporalidad del arte de Banksy, pues muchas de las piezas se hicieron hace años o incluso décadas. "El arte es intemporal. No podemos ver el arte sin hacer una conexión con lo que está pasando hoy", aseguró el curador del museo, Hazis Vardar.
En la sección dedicada a Palestina e Israel destaca la reproducción de un cuarto del hotel Walled Off, en la ciudad de Belén, fundado por Banksy en 2017 y concebido también como una galería de arte que, hasta su reciente cierre, financiaba proyectos locales.
Las paredes de esa habitación están decoradas con imponentes piezas como el amplio grafiti "Israeli & Palestinian Pillow Fight", que muestra una pelea de almohadas entre un soldado israelí y un hombre palestino, o "Watchtower", un cuadro en el que niños originarios de ambos territorios se divierten en una calesita.
El cuarto del hotel Walled Off en Belén, decorado con con el mural-grafiti Israeli & Palestinian Pillow Fight.
En muchas ocasiones, el artista británico escoge como protagonistas de sus obras a los niños, retratando su inocencia y el desconocimiento con el que viven las guerras que acechan a sus lugares de origen. Precisamente, en la exposición, los niños son los que narran gran parte de la guerra en Ucrania a través de obras como un amplio mural donde un muchacho vence en una pelea de judo a un hombre adulto que, según algunos expertos, podría ser una representación del presidente ruso Vladimir Putin.
Otra niña la relaciona con la crisis migratoria, en un grafiti en el que observa a través de un telescopio un barco que trata de cruzar la frontera y que aparece lleno de cadáveres y personas que parecen pedir ayuda.
Fotografía de un mural de Banksy con las obras "Niña con globos" y "Bienvenidos a Palestina, bienvenidos a Belén".
Un museo cargado de contradicciones
Más allá de su conocida crítica social, Banksy, originario de Bristol (Inglaterra), destaca por su feroz crítica a la comercialización del arte y por su rechazo general a los museos, una postura que contrasta con la inauguración de esta galería, que vende sus entradas a 30 dólares cada una.
"La contradicción es la mejor parte de todo esto" -aseguró entre risas uno de los administradores del mueso- "Es una especie de ironía, pero al mismo tiempo, yo lo pienso como si no tuviéramos forma de grabar un concierto maravilloso, ¿cómo lo escucharía la gente? Muchas de las obras de Banksy están destruidas, y nosotros hemos sido capaces de capturar su arte, honrando la forma en que lo hizo originalmente".
(Fuente: Infobae)