miércoles, 22 de mayo de 2024

Estrategias de lectura que funcionan para todo tipo de contenidos

A continuación enumeramos estas técnicas para mejorar la comprensión lectora cuando nos enfrentemos a diferentes tipos de textos, ya sean de contenido científico, de estudios sociales o textos literarios.



Cada letra emite un sonido y que estos pueden mezclarse para hacer sonidos compuestos. Esto es, precisamente, lo que da forma al significado de las palabras que luego intercambiamos entre nosotros. El acto de leer, en el sentido natural de la palabra, no cambia cuando leemos un texto de un área de contenido concreta, ésto sólo ocurre en algunas ocasiones.

Por ejemplo, cuando tratamos con contenido científico, lo normal es que nos encontremos un vocabulario mucho más específico, lleno de jergas, citas de investigación y extrañas características de texto que probablemente no veamos en otro tipo de escritos. En cuanto al contenido de estudios sociales, este puede ser una interesante mezcla de información detallada y los tradicionales párrafos seguidos por imágenes.

Por su parte, los textos literarios dependen de si se refieren a la forma flexible de la poesía, a la estructura duradera de una novela o a la escritura propia de la literatura digital emergente, que combina múltiples modalidades a la hora de contar una historia. Todo esto hace que las estrategias de lectura tengan un contenido específico para cada área.

El detenimiento y releer los textos tendría más sentido en artículos de carácter científico, mientras que la visualización y conexión de textos tendría más sentido cuando trabajamos con relatos literarios. Lo que tiene sentido en todos ellos es cuestionar el texto en sí.

A continuación, siguen 21 estrategias de lectura que funcionan en todo tipo de contenido:

Volver a leer el texto: normalmente, al leer un texto por primera vez nos quedamos con la idea principal. Si luego queremos profundizar, volver a leerlo es una de las mejores opciones, ya que cuando sabemos de qué trata, los detalles que en un principio pudimos pasar por alto serán mucho más obvios tras la segunda lectura.

Usar nuestro conocimiento previo: la información que vamos aprendiendo en el transcurso de nuestra vida puede resultarnos de mucha ayuda para afrontar nuevas situaciones. De igual modo, cuando vayamos a leer un texto, estos conocimientos previos son de suma importancia pues pueden facilitar la comprensión del mismo.

Leer entre líneas, usar las pistas del contexto: cuando nos encontramos inmersos en la lectura de un texto y tenemos problemas con el significado de una palabra, pero no disponemos de herramientas para averiguar su significado, debemos fijarnos en las partes del texto que la rodean. De esto precisamente es de lo que hablamos cuando nos referimos a "las pistas del contexto". Esta estrategia de comprensión lectora consiste en entender una palabra cuyo significado desconocemos ubicándola en contexto con el resto del texto. Debemos ser capaces de leer entre líneas, al final todo se basa en emplear la lógica.

Pensar en voz alta: todo adquiere mayor sentido cuando lo decimos en voz alta, puesto que es mucho más sencillo entender algo cuando se explica mediante la voz, en lugar de leyendo para uno mismo. Si leemos algo y resulta que no lo hemos comprendido por completo, repetirlo en voz alta es una idea a tener en cuenta.

Hacer un resumen: cuando terminamos de leer puede que alguno de los detalles no hayan quedado del todo claros. En este caso, reunir los datos más importantes del texto tales como los personajes, el motivo, los problemas, o los resultados, puede servir como ayuda para llenar esos pequeños huecos argumentales que no quedaron completamente claros durante la primera lectura.

Ubicar las palabras clave: afrontar un texto no es una tarea fácil. Ponerse a escribir sin seguir ningún tipo de estructura o sin tener en cuenta los elementos que forman parte del relato narrativo sería un error. Normalmente, los escritores colocan palabras clave, palabras que se repiten a lo largo del texto y que ayudan al lector a prestar mayor atención de manera inconsciente en eso que el autor quiere remarcar. Ubicar esas palabras clave puede resultar de gran ayuda para la comprensión del texto.

Hacer predicciones: algo que siempre está en nuestra mente es la expectativa, expectativa ante cualquier cosa. Hacer predicciones de cómo terminará el texto nos ayudará a involucrarnos en el mismo.

Visualizar: una estrategia que verdaderamente puede ayudarnos a la hora de comprender un texto es crear nuestras propias imágenes mentales de eso que estamos leyendo.

Usar organizadores de texto: a la hora de estudiar o comprender un texto de mayor extensión, los organizadores de texto pueden convertirse en nuestros mayores aliados. Puede que los conozcamos como mapas conceptuales, algo muy parecido a un resumen del texto pero más ordenado. En estos mapas tomaríamos los datos más relevantes, los cuales uniríamos mediante conexiones con sus respectivos conceptos. Si existe alguna relación entre un concepto y otro, resulta muy positivo hacer una conexión entre ellos o una jerarquía que ayude a ver de una manera gráfica cómo uno afecta al otro y viceversa.

Evaluar lo aprendido: una vez hayamos leído el texto en cuestión, verificar si lo hemos entendido todo o, si por el contrario, existen partes que nos hayan costado más, es muy importante para lograr una total comprensión del texto. Si existe algo que no haya quedado del todo claro y somos conscientes de ello desde un principio, es mucho mejor percatarse de eso a tiempo para poder corregirlo.

Cuestionar el texto: a medida que vayamos leyendo debemos tomarnos el tiempo que sea necesario para cuestionar el contenido. Realizar preguntas acerca de lo que estamos leyendo nos ayudará a comprender su planteamiento al mismo tiempo que puede proporcionarnos una nueva perspectiva. Si nos cuestionamos eso que hemos leído, seremos capaces de interpretar mucho mejor el relato.

Hacer pausas: no somos máquinas, por lo que de la misma manera que nuestros músculos se cansan después de realizar una actividad física, nuestros ojos y nuestra mente también pueden sentir ese cansancio. Tras largos periodos de tiempo leyendo sin apenas descanso, lo más probable es que nuestra compresión y atención disminuyan considerablemente. Lo más aconsejable en estos casos es parar y tomar un descanso realizando otro tipo de actividad que nada tenga que ver con la lectura.

Monitorear y reparar nuestro entendimiento: como lectores, tenemos que estar concentrados en eso que estamos leyendo, poniendo toda nuestra atención en el relato para poder comprender su argumento. Si se diese el caso de que no acabamos de entender lo que hemos leído, debemos parar e intentar reparar esa falta de entendimiento. Podemos comenzar por releer eso que no ha quedado del todo claro y si todavía tenemos dificultades siempre podemos buscar soluciones alternativas como pedir ayuda a alguien que sí entienda el contenido del texto.

Parafrasear: una excelente estrategia de comprensión lectora que podemos llevar a cabo cuando no tenemos muy claro algún concepto de un texto, es tratar de repetir eso que acabamos de leer pero empleando nuestras propias palabras.

Tomar apuntes: los apuntes son una parte importante del aprendizaje puesto que nos sirven de repaso. Sirven para ubicar los puntos importantes del texto y para organizar la estructura del mismo. Unas notas realizadas a mano nos ayudarán a tener las ideas mucho más claras y ordenadas.

Ajustar el ritmo de lectura: es muy probable que cuando comencemos a leer un texto vayamos mucho más rápido, pero conforme avancemos en el relato el ritmo de lectura disminuya, ya que nuestra mente se cansa antes. Llegados a este punto, no debemos agobiarnos. La comprensión es más importante que la velocidad. El que comprende sin apurarse, sale beneficiado.

Priorizar información complementaria: ésta es una técnica de comprensión lectora importante, ya que en algunas ocasiones, los autores, además de dar a conocer la idea principal de su relato, también mencionan una serie de detalles que de una forma u otra sirven para complementar la idea principal, aunque no sean del todo relevantes para su comprensión. Esto puede terminar confundiendo al lector y, para evitar que esto suceda, cuando nos encontremos ante un texto bastante extenso y lleno de información, lo más aconsejable es que nos centremos en buscar lo que nos interesa y, una vez hayamos comprendido la idea principal, pasemos a prestar mayor atención a los pequeños detalles.

Proponernos objetivos como lectores: para muchos leer resulta apasionante y para otros es simplemente una actividad más, o inclusive una obligación. Lo que sí que es un hecho que puede afectar tanto a ávidos lectores como a personas que dediquen menos tiempo a la lectura, es que a la larga leer por leer no resulta nada placentero. Lo mejor que podemos hacer para no acabar hastiados por la lectura es marcarnos una serie de objetivos, escoger temas que nos interesen y saber cuándo tomar un descanso.

Hacer conexiones textuales: para tener una mayor comprensión del texto no es suficiente con leerlo. También es necesario detectar relaciones dentro del propio relato en el caso de que éste fuera bastante extenso. Los conectores ayudan mucho para llevar a cabo esta labor, puesto que nos pueden resultar muy útiles a la hora de obtener una comprensión integral de lo que estamos leyendo.

Hacer una lectura incial rápida: una manera sencilla de interpretar y conocer la idea principal de un texto en un primer momento, es realizando una lectura rápida y superficial que sirva para obtener una idea general de lo que ocurre en la historia.

Detenernos, resumir, preguntar: una vez hayamos concluido la lectura, debemos hacer tres cosas que nos servirán para averiguar si hemos entendido el texto en cuestión. Estos tres pasos consisten en detenerse a reflexionar lo que acabamos de leer, hacer un pequeño resumen del contenido y finalmente pasar a plantearnos una serie de preguntas en relación al argumento. Esto se traduce en una mejor comprensión del texto, puesto que durante su lectura hemos buscado soluciones para entender eso que un principio no acabábamos de ver con claridad.

(Fuente: soybibliotecario.blogspot.com)