Su nombre es sinónimo de paraíso natural, un lugar predominantemente verde con impresionantes paisajes selváticos y playas idílicas, un paraje tropical que alberga la mayor biodiversidad por metro cuadrado de territorio de todo el mundo: hablamos de Costa Rica.
El perezoso es uno de los animales más emblemáticos de Costa Rica. La conservación de su hábitat natural es uno de los esfuerzos en los que se centra el gobierno de este país (Foto: Shutterstock).
Pero esto no es casualidad. Más allá de su privilegiado clima que fomenta la proliferación de más de 500.000 especies de animales, plantas y hongos, el 6% de la biodiversidad mundial, sus habitantes parecen haber comprendido hace ya mucho tiempo la gran importancia de la conservación, un hecho que se refleja en la toma de decisiones de sus autoridades.
Así, un 25% de su territorio está ocupado por reservas y áreas protegidas o parques naturales, que protegen el hábitat de su enorme variedad de seres vivos de la explotación industrial o turística, y fomentan un estilo de vida más sostenible.
¿Un país sin zoológicos del estado?
Recientemente, Costa Rica ha hecho efectiva otra decisión útil respecto a la protección de su fauna: sus dos zoológicos estatales, el Simón Bolívar de San José, que había operado durante más de 100 años, y el Centro de Conservación de Santa Ana han sido clausurados, y los animales se han reubicado a refugios donde gozarán de una mejor calidad de vida y unas condiciones similares a las que su especie tendría en estado silvestre.
Así, el país se convierte en el primero del mundo sin un solo zoológico nacional, de acuerdo con la Asociación para el Bienestar y Amparo Animal, apostando por los santuarios y áreas de protección de la biodiversidad, una visión que sin duda va en línea con sus constantes esfuerzos ecológicos.
Este ha sido, en realidad, un proceso largo. Hace ya una década, concretamente en el año 2013, las autoridades ambientales del país iniciaron este camino que alejaría a los animales de las jaulas gracias a la aprobación de una nueva ley. Sin embargo, estas instalaciones todavía estaban sujetas a un contrato que les permitió demorar su cierre por vías judiciales. Finalmente, el viernes 10 de mayo de 2024 este contrato caducó y no fue renovado por parte del gobierno.
El Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) fue el organismo encargado de trasladar los más de 250 animales que habitaban ambos zoológicos hacia su nueva ubicación, el centro de rescate Vida Silvestre Tropical y el Centro de Rehabilitación de Fauna Salvaje, donde han sido examinados y pasarán por un proceso de readaptación.
Las instalaciones clausuradas también serán reaprovechadas en favor del ambientalismo y la conservación: se convertirán en un futuro próximo en un jardín botánico y un parque natural urbano.
¿Y los zoológicos privados?
No obstante, los zoológicos estatales no son los únicos que existen en Costa Rica: el país cuenta, según indicó la entidad animalista FAADA en un comunicado reciente, con al menos 18 zoológicos privados que todavía podrán operar a pesar de la aplicación de la ley aprobada en 2013.
Si bien es cierto que algunas de estas instalaciones privadas tienen una visión de rescate y preservación, este no es el caso para todas ellas y se deberá seguir trabajando en normativas que cumplan con las expectativas en materia de bienestar animal a nivel nacional e internacional.
El cierre de los zoológicos estatales se convierte, por tanto, en un importante primer paso.
(Fuente: National Geographic)