El virus Creeper, reconocido como el primer virus informático documentado, marcó un hito significativo en la historia de la computación. Desarrollado en 1971 por Bob Thomas, un programador de BBN Technologies, este programa experimental fue diseñado como un software autorreplicante.
(Imagen: DALL-E / Juan Diego Polo).
A diferencia de los virus modernos, el Creeper no se creó con intenciones maliciosas. Su principal funcionalidad era moverse a través de ARPANET, la precursora de Internet, pero aún así tuvo un impacto trascendental en la informática y la ciberseguridad, ya que abrió los ojos al mundo sobre las posibilidades y los riesgos asociados a la autorreplicación y la movilidad del software a través de redes.
Orígenes
Habiendo ya hecho mención a su creador, aclaremos que diseñado como un programa experimental con el objetivo principal de demostrar la capacidad de un software para autorreplicarse y moverse autónomamente a través de una red de ordenadores. El Creeper se caracterizaba por su habilidad de trasladarse de una computadora a otra dentro de esta red. Al hacerlo, dejaba una copia de sí mismo en cada sistema informático que "infectaba", demostrando así la capacidad de replicación y movilidad de los programas informáticos.
No buscaba dañar los sistemas informáticos ni robar o corromper datos. En lugar de ello, su actividad se limitaba a replicarse y mostrar un mensaje. Por lo tanto, el Creeper debe ser entendido más como un experimento y una demostración de concepto que como un virus en el sentido moderno.
Funcionamiento
Queda claro que el Creeper representó un hito en la historia de la informática por su habilidad para propagarse. Esta red conectaba principalmente universidades y centros de investigación en Estados Unidos, proporcionando un escenario ideal para que el Creeper demostrara su capacidad de propagación. El virus se valía de esta red interconectada para saltar de un ordenador a otro, aprovechando la infraestructura de comunicación que ARPANET ofrecía.
El Creeper se diseñó específicamente para sistemas DEC PDP-10, que ejecutaban el sistema operativo TENEX. Estos sistemas eran comunes en las instituciones conectadas a ARPANET en ese entonces. Al infectar un ordenador, el Creeper se replicaba a sí mismo, dejando una copia en el sistema.
Este proceso de auto-replicación era innovador, mostrando por primera vez cómo un programa podría duplicarse y dispersarse sin intervención humana directa. Después de replicarse, el virus se eliminaba del sistema anterior, asegurando que sólo existiera una copia activa en la red en cualquier momento.
Una de las características más distintivas del Creeper era el mensaje que dejaba en cada computadora que infectaba: "I'm the creeper, catch me if you can!" (Soy la enredadera, ¡atrápame si puedes!). Este mensaje era una manifestación lúdica de su presencia y se mostraba en los dispositivos de salida de los sistemas infectados, como los teletipos.
Aunque no causaba daño real, el mensaje era una clara indicación de la presencia del virus y servía como un recordatorio temprano de las posibilidades y desafíos que los programas auto-replicantes presentarían en el futuro.
Esquema básico de la ARPNET, la precursora de nuestra actual Internet (Foto: WikiCommons).
Reaper: el nacimiento del primer antivirus
El desarrollo de Reaper, considerado el primer software antivirus, fue una respuesta directa al desafío presentado por el virus Creeper. Ray Tomlinson, conocido por ser el inventor del correo electrónico moderno, creó Reaper en 1972.
El objetivo principal de Tomlinson al desarrollar Reaper era contrarrestar la presencia y la propagación del Creeper en la red ARPANET. Este desarrollo fue una iniciativa pionera y crucial en el campo de la seguridad informática, dado que marcó la primera vez que se creó un software específicamente para combatir otro software.
Al igual que el Creeper, Reaper se desplazaba a través de la red ARPANET, buscando instancias del virus. Una vez que localizaba una copia de Creeper en un sistema, el Reaper procedía a eliminarlo. Esta capacidad de identificar y erradicar un programa específico de un ordenador era un concepto revolucionario en ese momento y sentó un precedente importante para el desarrollo de futuros programas antivirus.
Representó el inicio de la era de los antivirus y la defensa activa contra programas maliciosos. Este evento demostró no solo la viabilidad, sino también la necesidad de software diseñado para proteger sistemas informáticos contra intrusiones no deseadas y programas dañinos. Fue un catalizador para el desarrollo de una industria completa dedicada a la seguridad informática.
Impacto cultural y tecnológico
El "enfrentamiento" entre los programas Creeper y Reaper trascendió el ámbito técnico para inspirar el juego de programación Core War. Este juego, desarrollado en la década de 1980 por A.K. Dewdney, es un tipo de competición en la que los participantes crean programas que compiten entre sí en un entorno virtual.
Core War permite a los jugadores escribir programas (conocidos como "guerreros") que luchan por el control de una misma computadora. La dinámica de este juego refleja la confrontación entre Creeper y Reaper, donde un programa busca eliminar o superar a otro, simulando un combate cibernético en un espacio compartido.
La influencia de Creeper y Reaper en Core War es significativa porque demuestra cómo los conceptos de autorreplicación y software antivirus pueden ser aplicados en un contexto lúdico y educativo. Este juego no solo se convirtió en un pasatiempo popular entre los programadores, sino que también se utilizó como una herramienta educativa para enseñar principios de programación y estrategias de seguridad informática.
La influencia cultural del Creeper y el Reaper también se extiende a la ficción. Estos programas han sido representados de manera ficticia en varios medios, incluyendo animé y novelas visuales. Por ejemplo, en el animé Digimon Tamers, hay personajes y tramas que reflejan la idea de programas de computadora que tienen la capacidad de moverse y actuar independientemente. Igualmente, en novelas visuales como Digital: A Love Story, se exploran conceptos similares con narrativas que giran en torno a virus informáticos y la seguridad en la red.
Sea como sea, está claro que el desarrollo de este virus y de su antivirus correspondiente abrió la puerta a un nuevo entendimiento de las capacidades y riesgos asociados con el software en redes de computación, sentando las bases para la futura evolución de la ciberseguridad y, a la vez, el obvio surgimiento de programas maliciosos más avanzados.
(Fuente: InfoBAE / otras)