lunes, 22 de abril de 2024

La telemedicina que usarán los astronautas en la Luna y Marte, a prueba en la Antártida argentina

Un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) es llevado adelante en esa región austral por las condiciones de aislamiento similar al espacio para misiones de largo alcance.


La Antártida es un escenario propicio para simular, en muchos sentidos, una estadía espacial prolongada (Foto: ESA).

El espacio es uno de los lugares más hostiles para la vida, y eso lo saben los científicos e ingenieros que están propulsando los vuelos tripulados fuera de la Tierra. Es que tener un problema médico en una tripulación en el espacio no es algo sencillo. Si un astronauta tuviera un problema de salud en la Estación Espacial Internacional (ISS), solo tardaría unas pocas horas para ser llevado a la superficie de nuestro planeta.

Pero si el problema lo tiene un astronauta en la Luna, se tardarían entre 5 y 7 días para traerlo de vuelta. Y si nos extendemos a Marte, estamos hablando de por lo menos 7 meses. Las misiones tripuladas al espacio profundo son cosa seria. No es lo mismo estar situado a una órbita baja terrestre de 400 kilómetros en la ISS, que en la superficie lunar a 400.000 kilómetros. Y ni que hablar de nuestro vecino el planeta rojo, situado a 400 millones de kilómetros de nuestra esfera azul.


Pruebas de dispositivos médicos en la Antártida Argentina (Foto: ESA).

Es por ello que el monitoreo permanente de una tripulación espacial resulta fundamental a la hora de garantizar en todo momento su salud y la misión espacial que llevan adelante. Con la amplia experiencia espacial de distintas agencias, se está buscando profundizar esos conocimientos de la biología humana en el contexto del espacio con la mira en futuras misiones exploratorias a la Luna y a Marte.

La Agencia Espacial Europea está desarrollando desde hace algunos años un proyecto de telemedicina monitoreada a distancia. Y nuestra Antártida es el laboratorio de ensayo de lo que los futuros astronautas podrían vivir en una situación de emergencia.

En vista de la cooperación existente entre Europa y Argentina, con casi tres décadas de trabajo en conjunto, una delegación de la ESA estuvo en el país para visitar reunirse con autoridades del gobierno y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires Galileo Galilei, imaginando que serán los astronautas quienes se sirvan del valioso trabajo experimental que allí se desarrolla.


Científicos de la ESA y de Argentina posan en la base Carlini durante la prueba del sofisticado equipamiento médico (Foto: ESA).

"El trabajo nuestro es, por supuesto, seguir explorando el espacio, pero en 4D, es decir, en la exploración humana. Como es un medio ambiente agresivo que es el espacio, un medio ambiente extremo, siempre puede haber contingencias de salud. Y el problema es que a medida que se alejan los astronautas de la Tierra, tienen menos posibilidad de tener un médico, o una atención médica correcta que hasta les puede salvar la vida. Entonces nuestro concepto, nuestra idea, es crear sistemas médicos que puedan alertar tanto a los astronautas como a los centros de control en tierra cuando hay un problema de salud y una vez alertado, tener un diagnóstico correcto y una terapéutica adecuada para solucionar ese problema", explica el doctor Víctor Demaría-Pesce,  recibido en la Universidad Nacional de La Plata, y con estudios de neurología y medicina aeronáutica en el primer instituto latinoamericano de esa disciplina (Inmae), dependiente de la Fuerza Aérea.

Ese sistema de monitoreo a distancia y telediagnóstico médico se llama Tempus Pro, es probado en la Antártida desde hacer varios años y fue exhibido en el Planetario, junto a una charla magistral del experto en medicina espacial que emigró hace 45 años a Europa para profundizar sus estudios en medicina espacial en el Inserm, un instituto similar al Conicet en Francia.

"Elegimos la Antártida porque es un lugar que reúne una serie de condiciones similares a lo que pasa en el espacio, es decir, la alteración del ciclo de luz y oscuridad, el confinamiento y el aislamiento. La amplia planicie blanca donde se pierde la noción del lugar y las distancias. Entonces, nosotros elegimos la Antártida con el nombre de análogo espacial. Es decir, es una situación similar al espacio entre el trabajo que hacemos en colaboración con la dotación de hombres que vive allí. Llevamos el aparato de origen inglés en 2019 para ser probado en el continente blanco, específicamente en dos bases antárticas argentinas", dice Demaría-Pesce.


El dispositivo Tempus Pro es probado en la Antártida (Foto: ESA).

El dispositivo Tempus Pro fue probado en dos bases antárticas argentinas, Belgrano II y Carlini, y debido a su practicidad y facilidad de uso, será utilizado para más estudios científicos a cargo de la ESA e instituciones argentinas. De hecho hay un segundo aparato que permanecerá en Buenos Aires para seguir siendo estudiado.

Los tripulantes en las bases argentinas fueron y están siendo todavía monitoreados de forma remota para evaluar su régimen de ejercicio, sus órganos y cualquier aparición de enfermedades autoinmunes o alergias que puedan surgir durante su estancia en entornos remotos y estresantes.

La estación Belgrano II se encuentra a menos de 1.300 km del Polo Sur, con temperaturas que pueden descender por debajo de los -35°C. Aislado y construido sobre afloramientos rocosos, se utiliza a menudo para estudios, ya que vivir allí tiene similitudes con vivir o trabajar en la Luna o Marte. La estación Carlini, ubicada en la Isla Rey Jorge, está menos aislada y permitirá a los investigadores comparar resultados con estos entornos diferentes, pero ambos muy extremos.

La ESA está capacitando con este trabajo a expertos argentinos de la Dirección Nacional de ADN Antártico y del Instituto Antártico Argentino, así como a expertos de la Pontificia Universidad Católica de Argentina y al personal médico que permanece en Belgrano II.

Cómo funciona el Tempus Pro

Es un dispositivo portátil utilizado por médicos de todo el mundo para medir de forma remota distintos parámetros de un paciente, mientras transmite dónde se encuentra y ofrece comunicación de voz entre los médicos y el personal en el lugar de atención.

Es literalmente una central médica del tamaño de una caja de zapatos. Es un sistema de telemedicina que registra una serie de variables fisiológicas como la frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria, temperatura corporal. Además, permite hacer laringoscopías y ecografías.

En la Base Belgrano II  se simuló un enfermo al que se le realizaron distintos exámenes médicos. Cuando se hacen las medidas, los resultados se transmiten directamente en tiempo real al Centro de Astronautas Europeo (EAC), en Colonia, Alemania. Al mismo tiempo, se envía la información a la Estación Espacial Internacional, lo que probó que con una buena conexión el aparato funciona.

Se hicieron las mediciones fisiológicas en la Antártida, que se estaban monitoreando en el centro espacial en Alemania y también en el espacio. Y lo mejor es que se pueden hacer al revés, es decir, transmitir desde el espacio con un instrumento puesto en la estación orbital o en una nave camino a la Luna. Es una consulta, diagnóstico y eventual tratamiento a distancia.


Estos experimentos no solamente sirven para los astronautas de largas y complejas misiones espaciales, sino que también se prueban en tierra (Foto: ESA).

En la Antártida existen pocas opciones fiables para la transmisión de datos. Además de sus propios sistemas de transmisión base, los operadores utilizan una antena para conectar Tempus Pro a la Red de satélites Iridium que orbita la Tierra. Luego, estos satélites retransmiten los datos médicos a un receptor en una ubicación diferente.

Compuesta por 66 satélites entrecruzados en órbita terrestre baja, la red Iridium permite una cobertura global incluso cuando los sistemas tradicionales no están disponibles y permitirá a los usuarios de la Antártida comunicarse, por voz además de enviar datos, con el equipo médico de EAC como así científicos argentinos.