lunes, 15 de abril de 2024

Del surco a nuestros oídos: así reproducen música las bandejas giradiscos

Como siguiendo el cauce de un río, la púa de una giradiscos navega los surcos de los discos de vinilo consiguiendo producir música, ¿cómo lo hace?

(Foto: iStock).

Para muchos, escuchar música en un tocadiscos es una experiencia incomparable. Sin embargo, ¿alguna vez te preguntaste cómo es posible que una simple aguja pueda producir música con sólo tocar la suferficie de un disco de vinilo?

Aunque pueda parecer un proceso difícil y complejo, en realidad se basa en una realidad física fundamental: la conversión de un tipo de energía en otra. En otras palabras, transformar las vibraciones mecánicas del surco del vinilo en señales eléctricas que, una vez amplificadas, se convierten en música audible.

Este elemento indispensable para los amantes de la música y el sonido, fue introducido por primera vez a finales de la década de 1940 y se convirtió, por algunas décadas, en uno de los únicos medios para la distribución de música. De hecho, su popularidad alcanzó un punto álgido en los años 60 y 70, justo antes de ser desplazado lentamente por el cassette, el CD y, posteriormente, los formatos digitales. No obstante, a pesar de este declive, el vinilo se mantiene como un objeto clásico y atemporal con una calidad de sonido única.

El origen del sonido

Hay que tener en cuenta que, previamente a ser escuchado, el disco de vinilo debe ser grabado. Y, a diferencia de la grabación digital, la cual convierte en sonido en una serie de números binarios, la grabación analógica utiliza como protagonista y elemento clave un surco en espiral que se crea en el vinilo, usándolo como almacén de información. De esta forma, cuando una señal de sonido se graba en un disco de vinilo, la energía acústica hace vibrar la aguja, conocida como cabezal de grabación, que graba las vibraciones en forma de surcos microscópicos en el disco.

Los diferentes surcos representan las variaciones de la amplitud de las ondas sonoras y, concretamente, las crestas y valles que se graban en el surco corresponden de forma directa a las crestas y valles que poseen las ondas sonoras. Así, cuando la aguja se mueve a lo largo del disco y del surco durante la reproducción, reproduce las vibraciones originales y convierte las variaciones físicas en señales eléctricas.

Por su parte, la aguja del tocadiscos, normalmente hecha de diamante o zafiro debido a su dureza y resistencia al desgaste, es el elemento indispensable en este sistema. Debe tener una punta extremadamente fina que permita seguir con precisión las ondulaciones microscópicas del surco, además de ejercer una presión muy determinada contra el vinilo: una presión de seguimiento incorrecta puede resultar en una mala reproducción, en un daño al disco o en un desgaste prematuro de la propia aguja.

Vista microscópica de una aguja desplazándose por los surcos de un vinilo (Foto: Applied Science).

La reproducción musical

Como cabe esperar, a la hora de reproducir música en un vinilo, el primer paso es colocarlo en el tocadiscos y encender el sistema, así como colocar la aguja en el comienzo de la espiral de surcos del disco. Las ondulaciones microscópicas que posee harán que la aguja vibre cuando va avanzando por él, siguiendo las variaciones de amplitud y frecuencia dictadas por el vinilo. Estas vibraciones se transmiten al cartucho, también conocido como cápsula fonocaptora, que se identifica como el dispositivo encargado de convertir las vibraciones mecánicas en señales eléctricas.

Pero ¿cómo se hace esto? El cartucho contiene una bobina móvil que va recibiendo esas vibraciones y los diferentes cambios, generando con su giro una corriente eléctrica que adquiere las mismas variaciones que está capturando la aguja en cada momento.

Cabe destacar que cuanto más tiempo de música se quiera registrar en un disco de vinilo, peor va a ser su calidad. Esto es porque a mayor cantidad de "vueltas" tenga el surco-espiral, menor será su ancho y profundidad, e inversamente, a menos vueltas de la espiral mayor será el ancho y la profundidad del surco. Ésto, para explicarlo de un modo sencillo, se debe a que, en el surco, los diferentes rangos de frecuencias (de más graves a más agudas) se ubican a diferentes alturas dentro del mismo, ubicándose los más agudos en el fondo del surco y los más graves acercándonos a la superficie.

Como consecuencia de ésto, un vinilo con menos vueltas de su espiral, permitirá un surco más ancho y profundo, aumentando el rango dinámico de las frecuencias que vamos a escuchar y redundando en más nitidez y detalle.

Sin embargo, las señales eléctricas que genera el cartucho son muy débiles y necesitan amplificarse antes de ser enviadas a los parlantes. Para ello, los tocadiscos suelen incluir un preamplificador, capaz de elevar la señal eléctrica y ajustar su nivel de acuerdo con los estándares de audio.

No obstante, las señales suelen sufrir una segunda amplificación, conocida como amplificación principal del sistema o potencia, la cual consigue proporcionar el nivel necesario para que las ondas mecánicas muevan los altavoces y se produzca un sonido audible. Ésta última amplificación permite, también, regular el nivel de graves, medios y agudos según nuestra preferencia.

Sobre diámetros y duraciones

Hoy día existen tres formatos de vinilos diferentes en función de la duración del disco: 7″ (pulgadas), 10″ y 12″. La duración máxima de cada formato varía en función de las revoluciones o vueltas por minuto (RPM), que pueden ser 33
RPM o 45 RPM.

El disco de 7″ es el formato más pequeño de disco de vinilo. Éste se corresponde con el "single" o "EP" (Extended Play). Tiene 17 centímetros de diámetro y admite un máximo de 8 minutos grabados por cada una de las dos caras.

La duración del vinilo de 7″ puede variar. A velocidades estándar, un disco de vinilo de 7″ que se reproduce a 33⅓ RPM puede contener entre 6 y 8 minutos de música por cara. Esto significa que en total, un disco de vinilo de 7″ podría durar alrededor de 8 a 14 minutos si se utiliza por completo en ambos lados.

Sin embargo, también existen discos de vinilo de 7″ que se reproducen a 45 RPM, lo que permite almacenar menos música en cada lado, generalmente alrededor de 4 a 6 minutos. Estos discos suelen contener sencillos o canciones más cortas.

El disco de 10″ es un formato intermedio. Cuenta con 25 centímetros de diámetro y actualmente, es el  formato menos habitual por su gran parecido con el vinilo de 12″, cuya capacidad y tamaño es mayor.

A velocidades estándar, un disco de vinilo de 10″ que se reproduce a 33⅓ RPM puede contener aproximadamente 12 a 15 minutos de música por lado. Esto significa que en total, un disco de vinilo de 10″ podría durar alrededor de 20 a 30 minutos si se utiliza por completo en ambos lados.

Los discos de vinilo de 10″ que se reproducen a 45 RPM permite almacenar menos música en cada lado, generalmente alrededor de 9 a 12 minutos.

El disco de 12″, también llamado "LP" (Long Play), es el formato más fabricado. Sus 30 centímetros de diámetro permiten la grabación de más tiempo que ninguno.

A velocidades estándar, un disco de vinilo de 12″ que se reproduce a 33⅓ RPM puede contener aproximadamente 22 minutos de música por lado. Esto significa que, en total, un disco de vinilo de 12″ podría durar alrededor de 45 minutos si se utiliza por completo en ambos lados.

Al igual que con los discos de 7″ y 10″, también existen discos de vinilo de 12″ que se reproducen a 45 RPM, lo que permite almacenar menos música en cada lado, en este caso alrededor de 12-16 minutos.


La bandeja giradiscos Thorens modelo Reference de doble brazo, una obra maestra de la ingeniería al servicio del audio, pero al alcance de muy pocos bolsillos.

Deterioro y cuidados

Dado que se trata de un método de reproducción basado en el contacto y la frotación de dos elementos, es inevitable el desgaste tanto del vinilo como de la púa o aguja. En el caso de la última, los fabricantes especifican su vida útil medida en cantidad de horas de reproducción antes de su reemplazo.

En cuanto a los discos, dado que el vinilo sufre pequeñas deformaciones y tarda un tiempo en volver a su forma original (debido al comportamiento microelástico retardado del vinilo), los audiófilos generalmente espacian durante una cantidad razonable de tiempo las reproducciones sucesivas del mismo disco, siendo ésta de al menos 24 horas. Una técnica de limpieza utilizada por algunos coleccionistas y aficionados es el uso de un segundo brazo diseñado para humedecer los surcos con agua destilada o detergentes específicos, lo cual, aparte de mantenerlos limpios, disminuye su deformación.

También existen rodillos especiales para quitar la carga eletroestática que produce el frotamiento en su superficie, así como sobres antiestáticos  para utilizar en el momento de guardarlos.

Como se ve, escuchar música en discos de vinilo no sólo aporta una calidad de reproducción única, sino que requiere de una dedicación y cuidado especial que, según los expertos, nos premia con un sonido especial, más "cálido" y más cercano a lo "real" que una grabación en formato digital.