miércoles, 19 de junio de 2024

Las extrañas imágenes de Man Ray, el visionario surrealista que pintaba con la luz

Fue un artista visual que, sin considerarse partícipe de los movimientos surrealista y dadaísta, hizo sustanciales aportes a éstos a través de su singular mirada fotográfica.


"Los amantes del observatorio" (1936).

El dadaísmo nació entre 1913 a 1916 gracias a artistas refugiados a consecuencia de la Primera Guerra Mundial. El movimiento, originado entre Alemania y Francia, se presentaba no sólo como una vanguardia que desafiaba todos los estándares del arte tradicional, sino que pretendía, a través de ello, servir de protesta ante el capitalismo, la lógica positivista y el reinante sinsentido e inmoralidad que parecían rodear al sistema dominante de la época.

Era una transformación radical de lo que se entiende por arte, empezando por la literatura, la escultura y luego todas las demás, abandonando todo criterio tradicional en vista de abrazar lo ilógico, lo absurdo e incierto.

Ante esto, Man Ray exploró la popularidad del movimiento y su eventual caída hasta la aparición de su considerado predecesor: el surrealismo. Fue amigo cercano de dos exponentes clave del Dadá: Tristan Tzara y Marcel Duchamp.

Por el mandato de ambas filosofías de explorar lo irreal, parecía que la fotografía no podría tener cabida ahí. En aquellos tiempos se vivía el decaimiento del pictorialismo en favor de la fotografía documental, privilegiando la mirada realista y cruda.

Man Ray fue contra la corriente, y con ello se convirtió en uno de los artistas que logró que la fotografía consiguiera su consagración como arte.

Nacido como Emmanuel Radnitzky en Filadelfia, 27 de agosto de 1890. A los siete años se traslada a Brooklyn con su familia, donde va a la escuela. Recibe una beca para estudiar Arquitectura y la rechaza, al igual que la idea de una educación académica.

En Nueva York trabajó como grabador y en una agencia de publicidad, a la vez que asistia a las clases nocturnas de la National Academy of Design. Sus primeros contactos con la vanguardia neoyorquina se producen en sus visitas a la galería de Alfred Stieglitz.

Durante su larga carrera artística, procuró que no se conocieran apenas detalles de su vida o familia, incluso llegando a negar que tuviera otro nombre que no fuera Man Ray.

En 1918 trabajó con aerógrafos por primera vez sobre papel fotográfico y en 1920, con K. Dreier y Duchamp, funda la Société Anonyme, una compañía desde la cual gestionan todo tipo de actividades de vanguardia (exposiciones, publicaciones, instalaciones, películas, conferencias, etc.). Pero para él, tal experimentación no era rival para las salvajes y caóticas calles neoyorquinas: "Dadá no puede vivir en Nueva York. Toda Nueva York es dadá y no tolerará un rival", sostenía.

En 1919 conoce a la diseñadora de moda Elsa Schiaparelli. Se encuentran a través de Gabrielle Buffet-Picabia. Las dos mujeres se habían conocido en 1916 en el Chicago, el barco que las llevó a Norte America. Curiosamente, a pesar de todos los retratos que Man Ray realizó a Elsa Schiaparelli, (mas de 20), no la mencionó en ningún momento en sus memorias, llamadas "Self-Portrait".

Así, en 1921 se instala en París, donde vivirá hasta 1940, y allí centraliza el Dadá parisino. Ante la imposibilidad de vender su obra, Man Ray vuelve a la fotografía. Sus primeras obras experimentales son los "Rayographs" (rayografías o rayogramas), imágenes fotográficas sacadas sin cámara, obtenidas con objetos expuestos sobre un papel sensible a la luz y luego revelado. Hace también retratos, y de hecho se convierte en fotógrafo retratista de personalidades de la cultura.

A continuación, algunas de sus trabajos más memorables, adrede extraños y en apariencia sin sentido.


"El regalo" (1921).


"Negro y blanco" (1926).


"Lágrimas de cristal" (1932).


"El beso" (Rayograma, 1922).


"Retrato de Bronislava Nijinska" (1922).


"El violín de Ingres" (1924).


"El enigma de Isidore Ducasse" (Escultura, 1920).

(Fuente: Fotonistas / Redacción propia)