viernes, 26 de septiembre de 2025

¿Qué leer durante el fin de semana? Pensando a la literatura como una maldición

¿Por qué leemos? ¿Qué queremos encontrar en las páginas de un libro cualquiera? Tres títulos que abordan esta suerte de adicción. Se consiguen en la mayoría de las librerías del país, y uno de ellos se puede comprar y descargar en formato digital desde este post.

(Foto: composición propia).

Hay que imaginar a Robert Walser en el sanatorio de Herisau, en el cantón suizo de Appenzell, caminando del brazo de una enfermera bajo un cielo inmenso, con un diagnóstico de catatonía crónica, con apenas 53 años, renunciando a la escritura, poniéndole punto final a su larga producción literaria. Hay que imaginar a Jorge Luis Borges, ya ciego, definitivamente incapacitado para leer, tomar la decisión de seguir escribiendo, aunque sea dictando oración por oración, negándole el cierre a su obra.

"El único suelo en el que el poeta puede producir es el de la libertad. Mientras no se cumpla esa premisa, me niego a volver a escribir jamás", escribió Walser. Por su parte, Borges escribió "El otro". Walser murió trece años después de su internación, en la Navidad del '56, en uno de sus paseos matutinos, del brazo de la enfermera en un campo nevado: paro cardíaco. Borges vivió ciego unos 31 años y tuvo una muerte premeditada, ya sabiendo que su salud no mejoraría, lejos de su Buenos Aires, en Ginebra.

Parecen dos caminos opuestos, pero ambos escritores compartían una mirada fatalista de la literatura, como si se tratara de un llamado irrenunciable, una marca de fuego, que empieza de forma temprana en el fondo del recuerdo. No importa si es escribiendo, editando, enseñando o leyendo. La literatura es todo eso y más: un remolino que de pronto se coloca, ella sola, en el centro de la vida, y ya no nos es posible sacarla de encima, ni con perimetrales, cursos de respiración o baños de lavandina. Como una maldición.

• El editor, de Juan Terranova (UOiEA!)

(Foto: composición propia).

El protagonista de este texto tiene la maldición. "Los odio a todos", dice. Trabaja desde hace más de treinta años en una editorial multinacional. No tiene familia ni amigos, sólo libros. "El lector siempre es un personaje incómodo, una especie de adicto. Saber leer es una maldición. Sí, el placer por la lectura se parece mucho a una adicción maldita. Una vez que se empieza a leer ya es muy difícil parar. Por eso a los editores que mejor les va son los que no leen y se dedican a las relaciones públicas".

Mientras nos habla de los pormenores de su oficio -desde la gran cantidad de basura convenida hasta cómo rechazar un manuscrito con elegante malicia- y nos cuenta anécdotas de grandes autores y anónimos editores, este editor camina por el mundillo literario argentino lleno de pereza y envidia con un cinismo encantador. Pero no olvidemos: el odio es su motor: "¿Cuál es el secreto de ser un buen editor? Qué pregunta. Saber leer, hijo de una gran puta".

En esta nueva novela que acaba de publicar el sello UOiEA!, Juan Terranova le saca punta a su estilo parco, frontal y sin esa recurrente necesidad de los escritores de demostrar que escriben bien, y ensaya, como es habitual en su larga obra, una densa y a la vez compacta pintura de época. Sus personajes y escenas nos recuerdan que cada uno de nosotros vive una intensa guerra contra el mundo y que la mejor opción nunca es abandonarla. Y así como "un editor es su catálogo", somos lo que hacemos, y nada más.

¿A qué llamamos literatura?, de José Luis de Diego (Fondo de Cultura Económica)  

(Foto: composición propia).

Cuando llegó la pandemia, allá lejos y no tanto, en el 2020, un grupo de docentes universitarios de Literatura se dedicaron a escribir sus clases. Estamos en el auge forzado de la educación a distancia. Y encontraron que las preguntas no eran solamente "disparadores" o "estrategias motivadoras" sino la posibilidad de diseccionar el mundo eternamente. "Enseñar literatura, más que transmitir un saber, es contagiar una pasión", se lee en este libro.

Publicado el año pasado por el Fondo de Cultura Económica, este libro cuenta con la dirección de José Luis de Diego y la coautoría de Virginia Bonatto, Malena Botto y Valeria Sager. Son, dijimos, clases de Literatura que pasaron del lenguaje oral al escrito. No hay notas al pie ni citas desmedidas. Tampoco estamos frente al recurrente regodeo académico, sino a una vocación docente puesta al servicio de la lectura y la posibilidad de acercarse a complejas problemáticas teóricas con suma paciencia.

Lo interesante de este largo libro (459 páginas) está, no en las nociones básicas de análisis, sino en las discusiones entre autores y críticos a lo largo de la historia, y en una certeza: que "el devenir de la teoría literaria" consiste en "proponer que cuando pensamos la literatura no todo es lo mismo ni es indistinto pero que a la vez todo puede ser de un modo y al mismo tiempo dejar de serlo". Lejos de las benditas y dogmáticas escrituras sagradas, la literatura carga con la maldición de la imaginación infinita.

Para comprar y descargar en formato e-book, hacer click aquí.

Literatura o muerte, de Agustina Bazterrica (Ediciones Godot)

(Foto: composición propia).

Con "Cadáver exquisito", todo el mundo se puso a leer a Agustina Bazterrica. Esa novela de 2017 que ganó el Premio Clarín de Novela se tradujo a una incontable cantidad de idiomas. No es para menos: una distopía que lleva al extremo la dieta carnívora en un mundo sin animales. Luego llegó "Las indignas", otra novela publicada por Alfaguara. Y antes: "Matar a la niña" y los cuentos "Antes del encuentro feroz". También tiene un ensayo dedicado a la obra de la artista plástica Liliana Porter.

Lo que acaba de publicar por estos días por Ediciones Godot es otra cosa. Podríamos enmarcarlo en cruce difuso entre diario lectura, autobiografía literaria o gran cocina de escritor. Se titula "Literatura o muerte" y empieza así: "Si no escribo, me muero. Es así de simple y así de contundente. Y no estoy recurriendo a una metáfora trillada y un poco dramática. Es literal. Necesito estar en contacto diario con la literatura. Los pocos períodos de mi vida en los que decidí alejarme de los libros, me enfermé".

Detrás de esa defensa visceral de la literatura, que no es otra cosa que una certeza que justifica todo lo demás, aparecen algunos miedos, como la lucha por "no caer en la tentación de publicar contra viento y marea, de valorar sólo la cantidad de publicaciones y no la calidad" o "escribir pensando en un best seller". También cuenta por qué se arrepiente de haber publicado su primera novela. Pero lo que prima es la narración de un método. Como un adicto que dejó la droga. En este caso, la literatura. Pero al revés.

(Fuente: bajalibros.com / Infobae / redacción propia)