lunes, 8 de septiembre de 2025

Lecturas para comenzar la semana: el libro de la vieja, secretos de Fangio y una "espía" en la Unión Soviética

Desde este blog solemos recomendar libros para el fin de semana pero, seamos sinceros, nunca es mal día para encarar una buena lectura. Aquí van tres recomendados, todos editados en formato físico y también descargables en formato digital desde este post.

(Foto: composición propia).

Primero vamos a hablar de "Ruth", una novela de la argentina Adriana Riva que anda de boca en boca entre amigas, o por lo menos entre amigas de cierta edad. Porque, sí, la protagonista tiene 82 años. Y no se calla nada.

Después, de "Fangio", una biografía del corredor de autos que no esquivó la polémica. El periodista Pablo Morosi hizo unas cien entrevistas y llegó a lugares incómodos.

Finalmente, tenemos "Una espía en los archivos soviéticos". Es una mirada personal de la historiadora Sheila Fitzpatrick quien, en 1966, cuando era una joven estudiante de doctorado en Oxford, se instaló en Moscú con el propósito de sumergirse en archivos oficiales a los que nadie había accedido antes.

•  Ruth, de Adriana Riva 

(Foto: composición propia).

“La única persona que no me agobia es Blanca”, dice la protagonista de esta novela: es médica, es judía y tiene 82 años. Blanca es la señora de la limpieza.

Ruth vive sola, tiene dos hijos de los que habla con un poquitín de desprecio, tiene una amiga con la que habla por Whatsapp y que es, se diría, la persona a la que le abre su corazón. Tiene recuerdo del que fue su marido y que ya murió: nunca lo critica pero vamos viendo, suavemente, todo lo que él le impuso, todo lo que ella no hizo porque a él no le gusta, no quería, no elegía. Lo deja caer, para que alguien pueda levantarlo.

Mientras, ella lo recuerda como algo más trascendental: "Como médica, vi morir a muchas personas. Muertes clínicas, hechos fatales, incluso casos de estudio, pero no me costó ni una hora entender que fue la muerte de mi marido la que inició la mía".

El cuerpo, sus dolores, sus limitaciones, las caídas, son tema cotidiano con Fanny, su amiga. “Me duelen ocho partes del cuerpo: la uña del dedo índice derecho, la mandíbula, la cabeza, las cervicales, las dos rodillas, los dos pies”, dice, en una enumeración que no deja de dar algo de risa.

“Después de cierta edad, somos inmigrantes en el tiempo”, reflexiona.

Se puede comprar y descargar en formato e-book haciendo click aquí y en formato audiolibro haciendo click aquí.

• Fangio, de Pablo Morosi

(Foto: composición propia).

El periodista Pablo Morosi reconstruye la vida del "Chueco" desde su niñez y juventud en Balcarce, sus primeras carreras y el nacimiento del Equipo Argentino, hasta su consagración internacional, su retiro y el papel como presidente de Mercedes-Benz Argentina.

Tanto trabajo llegó, incluso, al peculiar secuestro en Cuba, que marcó uno de los episodios menos conocidos en la vida de Juan Manuel Fangio. También a su actitud pragmática frente al poder: tuvo tratos con los gobiernos conservadores durante su etapa en Balcarce, se mantuvo cercano a Juan Domingo Perón y a Evita durante el auge del peronismo, apoyó públicamente a la Junta Militar encabezada por Jorge Rafael Videla y, posteriormente, expresó simpatía hacia Carlos Saúl Menem.

Además de su perfil político, también fue conocido por mantener relaciones con numerosas mujeres y por la existencia de hijos que nunca reconoció.

En la contratapa, se cita una frase del corredor que tal vez explique todo: “Es más difícil vivir que correr. Las carreras duran un par de horas, vivir dura toda la vida”.

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• Una espía en los archivos soviéticos, de Sheila Fitzpatrick

(Foto: composición propia).

En 1966, un grupo de estudiantes británicos y una australiana, Sheila Fitzpatrick, recibieron una advertencia en el sótano del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido antes de partir hacia la Unión Soviética: “Todos los rusos son espías y ustedes serán vistos igual”, según relata la autora en un artículo publicado en la London Review of Books. El ambiente de la Guerra Fría marcó la experiencia, con instrucciones estrictas para evitar cualquier contacto comprometedor y reportar cualquier incidente a la embajada.

Durante su estancia, Fitzpatrick fue objeto de una denuncia pública en el diario Sovetskaia Rossiia, donde se la acusó de ser una “falsificadora burguesa” cuyo trabajo buscaba desacreditar al socialismo. El artículo la vinculaba a actividades de espionaje. Sin embargo, un error en la identificación de su nombre permitió que su verdadera identidad pasara inadvertida para las autoridades.

La experiencia en la Unión Soviética marcó la formación profesional de Fitzpatrick, quien describe la investigación histórica como una lucha constante por acceder al conocimiento, enfrentando obstáculos burocráticos y políticos. Su mayor satisfacción, ha dicho, fue descubrir información que ni los soviéticos querían revelar ni los occidentales estaban dispuestos a escuchar, complicando así la narrativa simplista del enfrentamiento ideológico.

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(Fuente: bajalibros.com / Infobae / redacción propia)