lunes, 26 de agosto de 2024

Qué es la "Navaja de Ockham", la idea de un monje que ha guiado a mentes brillantes desde el Medioevo

Se trata de una herramienta filosófica con un poder transformador en la manera en que se aborda la comprensión de la propia realidad.


(Foto: elcohetealaluna.com).

En un mundo caracterizado por la complejidad y la sobreabundancia de información, la búsqueda de explicaciones claras, sencillas y concisas se vuelve una tarea de lo más esencial. Ya pensaba eso el monje franciscano, filósofo y escolástico inglés Guillermo de Ockham cuando durante el siglo XIV propuso y difundió su famoso "principio de la navaja" que afirmaba, básicamente, que "en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable".

En ciencia, este principio se utiliza como una regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos. En el método científico, la navaja de Ockham no se considera un principio irrefutable y ciertamente no es un resultado científico.

Este principio ya formaba parte de la filosofía medieval aunque fue Ockham quien lo utilizó de forma sistemática. Sin embargo, no solamente es un principio metodológico sino que, además, tiene características gnoseológicas y ontológicas.

En su forma más simple, el principio de Ockham indica que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad. Las ideas sobre Ochham sobre la libertad y la naturaleza de la realidad influyeron (fundaamentalmente, pero no sólo) en el filósofo político Thomas Hobbes y ayudaron a impulsar la Reforma Protestante.

Durante su carrera logró ofender al Canciller de la Universidad de Oxford, discrepar de su propio orden eclesiástico y ser excomulgado por el Papa. Declaró que la autoridad de los gobernantes deriva del pueblo que gobiernan, siendo uno de los primeros en hacerlo. Y que la Iglesia y el Estado debían estar separados.

Insistió, además, en que la ciencia y la religión nunca deberían mezclarse, porque la ciencia se basa en la razón, mientras que la religión deriva de la fe. Acorde con eso, provocó una gran ira por utilizar la lógica científica para refutar las cinco pruebas racionales de la existencia de Dios de Tomás de Aquino.

De ahí su entonces transgresora afirmación: "La existencia de Dios no puede deducirse sólo por la razón". Pero por turbulenta que haya sido su vida, e interesante y valiosa su obra, su nombre se siguió mentando más que todo por su asociación con ese principio del que hablamos.

Su idea era que los argumentos filosóficos deben mantenerse lo más simples posible, algo que él mismo practicó severamente con sus teorías y las de sus predecesores. Siglos después, cuando ya había sido aplicado por varias mentes brillantes, a esa idea se le daría el nombre de la Navaja de Ockham (u Occam).

Un atajo mental


Se llama "navaja filosófica" a un atajo mental que puede ayudar a llegar a mejores explicaciones de un fenómeno al descartar hipótesis innecesariamente complejas o poco probables. Y hay muchas, como la de Christopher Hitchens, que postulaba que "aquello que se afirma sin evidencia se puede rechazar sin evidencia", o la de Robert Hanlon, que rezaba: "Nunca atribuyas a la malicia aquello que puede ser explicado adecuadamente por la estupidez".

Ockham expresó la suya de una manera algo opaca, pero existen versiones de otros autores que dan una idea más clara. Entre las varias, hay incluso una mucho anterior a Ockham, escrita nada menos que por Aristóteles, en "Segundos analíticos", que manifestaba que "podemos asumir la superioridad, en igualdad de condiciones, de la demostración que se deriva de menos postulados o hipótesis".

Uno de los primeros en adoptar el pensamiento de Ockham fue Nicolás Copérnico, quien escribió en sus "Commentariolus", en 1543, que "la monstruosa complejidad de la idea dominante de que los cuerpos astronómicos giraban alrededor de la Tierra podría resolverse con menos construcciones y mucho más simples".

El modelo geocéntrico del universo que prevaleció desde la época de los antiguos griegos se había vuelto cada vez más engorroso. Observaciones de los movimientos de los planetas habían requerido que se hicieran retoques, como agregar epiciclos sobre epiciclos y alejar ligeramente la Tierra del centro de las órbitas de todos los demás cuerpos.

Buscando simplicidad, Copérnico llegó al modelo de planetas que orbitan alrededor del Sol, que seguía siendo algo complicado pero nada como el anterior.

Claudio Ptolomeo, Galileo Galilei e incluso Isaac Newton fueron otros científicos que aplicaron el también denominado "postulado de la simpleza" o "principio de la parsimonia" de Ockham para resolver cuestiones entonces inciertas, complicadas y realizar descubrimientos trascendentales para la historia de la humanidad.

La historia está llena de sucesos similares: científicos que dejaron que la simplicidad los guiara hacia una mejor comprensión de la realidad y, para resumir, podemos decir que hasta Albert Einstein citaba a Ockham cuando sostuvo que "el gran objetivo de toda ciencia es cubrir el mayor número posible de hechos empíricos, mediante deducciones lógicas, y a partir del menor número posible de hipótesis o axiomas".

(Fuente: Nat Geo / BBC Mundo / Wikipedia / otros)