Desde una fosa oceánica casi inexplorada hasta un bosque que desconcierta a los científicos, estos cinco lugares del mundo despiertan asombro, generan leyendas y nos provocan preguntas que aún no tienen respuesta.
• La Zona del Silencio (México)
Desde una fosa oceánica casi inexplorada hasta un bosque que desconcierta a los científicos, estos cinco lugares del mundo despiertan asombro, generan leyendas y nos provocan preguntas que aún no tienen respuesta.
• La Zona del Silencio (México)
Para el visitante desprevenido, Pando no es más que un hermoso bosque de una especie de álamos llamados "temblones". Pero durante miles de años sus raíces han guardado un secreto genético que lo hace único y apasionante.
Ubicado en un área de 43 hectáreas cerca de Fish Lake, en Utah, Estados Unidos, algunos científicos lo consideran "el organismo vivo más grande y más pesado del mundo". ¿El motivo? Los 47.000 árboles que lo conforman están conectados por un sistema de raíces y son idénticos genéticamente.
"Todos estos árboles son en realidad un solo árbol", dijo el geógrafo Paul Rogers. El fenómeno ha atraído durante décadas a los científicos. Y una de las grandes dudas que había respecto de Pando tenía que ver con su antigüedad.
Aunque desde hace tiempo ha sido considerado como uno de los seres vivos más antiguos de la Tierra, los expertos no sabían con certeza su edad. Ahora, esa duda se disipó luego de que un equipo de biólogos lograra datarlo por primera vez.
¿Su conclusión? El árbol más grande del mundo tiene, al menos, 16.000 años.
¿Cómo lograron descubrirlo?
Para estudiar la historia evolutiva de Pando, la bióloga Rozenn Pineau, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, y sus colegas, recolectaron y secuenciaron más de 500 muestras del árbol, así como de varios tipos de tejidos, incluyendo hojas, raíces y corteza.
El objetivo era extraer datos genéticos, buscando en particular las mutaciones somáticas, que son alteraciones en el ADN que ocurren en las células de un organismo después de la concepción. Según declaraciones de Pineau, "al principio, cuando Pando germinó a partir de una semilla, todas sus células contenían ADN esencialmente idéntico”.
"Pero cada vez que se crea una nueva célula y se replica la información genética, pueden producirse errores que introduzcan mutaciones en el ADN", explicó. De acuerdo con el estudio, al observar la señal genética de esas mutaciones presentes en diferentes partes del árbol, los investigadores pudieron reconstruir la historia evolutiva de Pando y estimar su edad.
Cabe recordar que los bosques de álamos se pueden reproducir de dos maneras: una es cuando los árboles maduros dejan caer semillas que luego germinan y, la otra se da cuando liberan brotes de sus raíces, a partir de las cuales nacen nuevos árboles a los que se les llama "clones".
Pando no es el único bosque clon, pero sí el más extenso. Como los expertos lo consideran un mismo organismo, suman el peso de todos sus árboles, lo que da como resultado un ser viviente que pesa un estimado de 13 millones de toneladas.
Este campo es tan importante como el gravitatorio y el magnético, se ha descubierto gracias a un cohete diseñado para su investigación. Es como una gran "cinta transportadora" que lanza partículas al espacio.
Mientras la teoría se hace fuerte desde una trilogía de ficción del escritor chino Cixin Liu, hace tiempo que la "Paradoja de Fermi" divide a los astrónomos en cuanto al análisis de posibles encuentros con inteligencia alienígena.
No sólo Groenlandia se está volviendo verde. El océano Ártico se está calentando más rápido que cualquier otro lugar de la Tierra (cuatro veces más) y lo que habitualmente es un océano de aguas cristalinas de color turquesa se está tornando en franjas acuáticas cada vez más verdes. Y el principal culpable podría ser el cambio climático. Así lo atestigua un nuevo estudio de la Universidad de Manitoba y la Universidad de Colorado.
El hielo marino que una vez cubrió una vasta extensión de océano durante todo el año ahora es estacional, derritiéndose y desapareciendo de grandes áreas durante los meses de verano. La masa de hielo no para de adelgazar y la profundidad de la nieve ha estado disminuyendo en las últimas décadas. En los últimos tiempos, los satélites han registrado diferencias de color graduales y sutiles en el 56% de los océanos de la Tierra, un área que es más grande que toda la masa terrestre de la Tierra combinada.
¿Por qué cambia de color el océano?
El hielo y la nieve más gruesos significan que menos luz puede llegar a las algas debajo del hielo. Así, una consecuencia inesperada del derretimiento del hielo en el Ártico va mucho más allá que las tristes imágenes que hemos visto de osos polares buscando refugio en pequeñas piezas de hielo en medio del océano. El color del océano refleja el crecimiento de organismos vivos en las aguas superficiales de los mares terrestres. Aunque este cambio de color no es visible a simple vista, los estudios satelitales pueden mapear el cambio.
"A medida que el hielo y la nieve se adelgazan, penetra más luz hasta el fondo del hielo marino. Este régimen de luz cambiante tiene el potencial de impactar todo el ecosistema marino, que comienza con las algas", explica Julienne Stroeve, investigadora de la Universidad de Manitoba y la Universidad de Colorado.
Es como si las algas convirtieran el agua en una especie de césped submarino; este "césped", es la base de la red alimentaria del Ártico: de él se alimenta el zooplancton, que a su vez alimenta a los peces, las focas y, en última instancia, a los osos polares.
El reciente informe sobre el estado del clima en Europa, publicado en abril de 2024 por el Servicio Climático Copérnico de la Unión Europea descubrió que la clorofila, un pigmento fotosintético que se encuentra en el fitoplancton y las plantas y que les da su tono verde, era entre un 200% y un 500% más alta que el promedio en el mar de Noruega y el océano Atlántico al norte del Reino Unido en abril de 2023, por ejemplo. Una señal, según los científicos, del calentamiento de las temperaturas del océano.
Y tenemos nuevos datos. El satélite Cryosat de la Agencia Espacial Europea ha estado monitoreando el hielo polar de la Tierra durante 14 años. Uniendo esta información a la de Copernicus Sentinel-3 y el ICESat-2 de la NASA, han logrado modelar la penetración de la luz a través del hielo.
El resultado es que el Ártico está experimentando una tendencia al calentamiento, con un hielo más delgado y un derretimiento más temprano que facilita que llegue más luz solar a las aguas del océano debajo del hielo y se produzcan floraciones de algas más tempranas. Si hay menos nieve, influye considerablemente, ya que se produce una mayor penetración de la luz y posibilita floraciones no solo mucho antes sino también más masivas.
¿Y por qué es negativo esto?
Las implicaciones son muy significativas para el planeta, ya que esta proliferación temprana y grave de algas puede alterar el delicado equilibrio del ecosistema ártico. Al haber más luz, las algas producirían nutrientes diferentes a los habituales, algo que podría alterar toda la red alimentaria del océano. La riqueza de especies disminuiría en los trópicos y aumentaría dramáticamente en aguas templadas y subpolares, lo que provocará mayores efectos desconocidos en cadena en las redes de comida interconectada y los peces que dependen de estas criaturas.
"Comprender la radiación fotosintéticamente activa que penetra el hielo marino respaldará estudios más amplios para comprender qué le está sucediendo a la vida en el Océano Ártico debido al cambio climático", dice Stroeve.
"Los rápidos cambios que se están produciendo en el Ártico tendrán consecuencias generalizadas que nos afectarán a todos", señala también Tommaso Parrinello, director de la misión de CryoSat.
En esencia, lo importante no es el color en sí del agua, sino que ese cambio de color refleja una transformación profunda en el ecosistema. Y no sabemos el destino que le deparará al Ártico con este empuje imparable del cambio climático impulsado por el hombre.
Los científicos la definen como una "abolladura" del manto protector que rodea nuestro planeta y lo protege de la radiación solar. Las consecuencias que podría tener a futuro.
El campo magnético de la Tierra tiene una extraña anomalía que fue detectada hace ya décadas por científicos que estudian nuestro planeta, pero que en los últimos años se ha intensificado.
Esta anomalía, a la que los expertos llaman "abolladura del campo magnético", se sitúa sobre un área comprendida entre Sudamérica y el Atlántico sur. Se trata de una peculiaridad geomagnética, y se caracteriza por una disminución significativa de la intensidad del campo magnético en comparación con otras áreas del planeta.
Si bien la Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS) ha sido objeto de estudio durante décadas debido a su singularidad y su posible relación con procesos geodinámicos y geofísicos subyacentes, el gobierno de Estados Unidos reveló que aumentó su debilidad en Sudamérica durante los últimos cuatro años, con un crecimiento del 7 %.
Tanto la NASA, la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA) de Estados Unidos y el Centro Geográfico de Defensa (DGC) del Reino Unido confirmaron esta creciente actividad de la falla.
Las teorías que elaboran los científicos para explicar este fenómeno son varias. Una de las hipótesis sugiere que podría estar relacionada con la presencia de una acumulación de rocas basálticas de edad antigua en el manto terrestre, que afecta la generación del campo magnético en esa área.
Otra teoría plantea la posibilidad de que haya corrientes eléctricas en el núcleo líquido de la Tierra que interactúen con la estructura de la corteza terrestre en esa región, alterando así el campo magnético.
Preocupación de los expertos
La preocupación principal que tiene esta anomalía en ascenso es el potencial del impacto en la humanidad y los seres vivos terrestres.
Es que el campo magnético que protege la superficie del planeta actúa como un escudo protector natural que repele las nocivas partículas que emite el Sol, como la radiación cósmica y los vientos solares, que pueden causar grandes impactos tanto en la salud como en nuestra tecnología. Un campo magnético más débil permite un mayor paso de estas partículas, acercándose cada vez más a la superficie terrestre y generando una potencial amenaza.
"Si el campo magnético de la Tierra no existiera, la radiación solar acabaría con la biosfera en cuestión de años", mencionan expertos.
También, la debilitación del campo magnético puede afectar los sistemas de navegación por brújula y las lecturas de instrumentos magnéticos utilizados en la aviación y el transporte marítimo. Además, esta anomalía puede tener implicaciones en las comunicaciones satelitales y en la protección de los sistemas electrónicos de las radiaciones espaciales.
Para comprender mejor esta anomalía y sus implicaciones, se llevan a cabo investigaciones continuas. Los científicos utilizan una combinación de datos recopilados desde el espacio, como los proporcionados por satélites especializados en la medición del campo magnético, y mediciones terrestres para mapear y monitorear la Anomalía del Atlántico Sur.
Estos esfuerzos buscan arrojar luz sobre los procesos geodinámicos y geofísicos subyacentes, y mejorar nuestra comprensión del campo magnético terrestre en esta región.
Hoy, la anomalía afecta directamente a Sudamérica, especialmente a Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay, donde la menor intensidad del campo magnético expone a los satélites y sistemas de navegación a altos niveles de radiación cósmica.
"El desempeño del Modelo Magnético Mundial 2020 (WMM2020) se evaluó comparando su predicciones del 1 de enero de 2024 con la de un modelo más reciente inferido de los datos recopilados por los satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA) hasta septiembre de 2023", precisan los expertos en el último informe dado a conocer a fin de 2023 sobre esta anomalía.
"En 2020, el polo de inmersión magnético norte se ha movido a una velocidad promedio de 41 km/año, y el polo sur magnético poste de inmersión a 9 km/año. Ninguno de los dos notó ningún cambio notable de dirección. Estos movimientos llevaron a cambios menores en la forma y ubicación de las zonas de bloqueo del WMM, donde la precisión de la brújula es altamente degradada", agregó el estudio.
Y concluyó: "La anomalía del Atlántico Sur, donde la intensidad del campo geomagnético es más baja, ha continuó profundizándose (aproximadamente 25 nT a nivel de la superficie) y moviéndose hacia el oeste (su centro se movió aproximadamente 20 km a nivel de superficie) en el último año. Durante el año pasado, tres tormentas geomagnéticas de fuertes a severas ocurrido, lo que llevó a efectos significativos (por ejemplo, desviaciones de declinación de más de 9 grados) pero temporales en el rendimiento del WMM, principalmente en altas latitudes geomagnéticas".
De acuerdo al informe, si esta anomalía sigue debilitándose, lo más probable es que sí se vuelva un "hoyo". Esto en principio no afectará la vida en la Tierra, pero sí a los satélites que están sobrevolando, los cuales estarán expuestos a las tormentas geomagnéticas del Sol.
Estas tormentas solares se originan en las manchas solares, áreas más frías y oscuras en la superficie de nuestra estrella, donde los campos magnéticos son particularmente fuertes y retorcidos. Cuando estos campos magnéticos se reorganizan o se cruzan, liberan una gran energía en forma de erupciones solares.
Esto se dio a conocer por ejemplo cuando las partículas solares llegaron a la Tierra el 10 de mayo último y crearon una tormenta geomagnética de larga duración, alcanzando una clasificación de G5, el nivel más alto visto desde 2003. Además, el 14 de mayo, el Sol emitió una erupción solar de clase X8.7, la más grande del ciclo solar.
La última gran tormenta solar no solo iluminó el cielo con brillantes e inusuales auroras durante la segunda semana de mayo, sino que además fue tan intensa que se pudo registrar en las aguas profundas del océano.
Las brújulas magnéticas de los observatorios submarinos de Ocean Networks Canadá (ONC) registraron una distorsión temporal del campo magnético de la Tierra.
(Fuente: Infobae)