El reestreno de la película "Stop Making Sense", de Jonathan Demme, que registra un show de la banda en 1983, permite volver a apreciar no sólo grandes canciones, sino también una puesta en escena revolucionaria.
De izquierda a derecha: Tina Weymouth, Ednah Holt, Lynn Mabry, David Byrne y Alex Weir durante la canción "This must be the place" (Foto: Jordan Cronenweth / A24).
La película fue filmada durante tres noches en el Pantages Theater de Los Ángeles, cuando la banda estaba promocionando su álbum "Speaking in Tongues", el que contenía el éxito "Burning Down the House", entre otros.
La estrella del show es, por supuesto, David Byrne, en ese momento un señor con aspecto de estudiante universitario con posgrado. Hace el paso del pato como si fuera un entusiasta imitador de Chuck Berry, salta, hace caras y se mueve por todo el escenario.
El show que registra la película es una idea suya, coreográfica, audiovisual y conceptualmente. Además, todas las canciones le pertenecen en letra y música: él las toca en guitarra y las canta, también. Queda claro que es la estrella de una banda de inspirados músicos que conectaron justo en el momento y lugar apropiado.
Al frente las coristas Ednah Holt y Lynn Mabry, detrás el guitarrista y tecladista Jerry Harrison (Foto: Jordan Cronenweth / A24).
40 años después, el film ha sido restaurado a partir de sus negativos originales perdidos hace tiempo. Esta nueva versión se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto, y desde ese momento se está proyectando en todo el mundo.
Los compromisos comerciales de este relanzamiento contribuyeron a que la banda -cuyos cuatro integrantes están vivos y en buen estado de salud- se vuelva a reunir para entrevistas promocionales más o menos formales y amables. No hay miras de una posible reunión, pero nunca se sabe, está claro.
David Byrne es la estrella de la película "Stop Making Sense", el registro de un show de Talking Heads en diciembre de 1983 en un teatro de Los Ángeles (Foto: Jordan Cronenweth / A24).
Junto con el regreso de la película, el álbum con audio remasterizado y ampliado fue editado en septiembre e incluye todo el set del concierto, con dos pistas omitidas de la película: "Cities" y un popurrí de "Big Business" e "I Zimbra".
La banda se muestra en todo su esplendor, con irresistibles ritmos funk y una profundidad conceptual en las letras que nacen de una celebración de los atributos de la vida moderna.
La mayoría de las canciones de la banda hacen, en apariencia, un relato fascinante de la rutina positiva que tiene el "american way of life" (modo de vida americano) pero en verdad, esconden una mirada sardónica, oscura inclusive, sobre esa misma vida moderna.
Una escena símbolo de "Stop Making Sense": la banda a pleno, poseída por el ritmo de las canciones (Foto: Jordan Cronenweth / A24).
La combinación con el ritmo polifónico de la banda resulta explosiva. Los músicos afroamericanos agregados al elenco estable de los cuatro integrantes originales, potencian esa sensación.
Bernie Worrell (teclados), Alex Weir (guitarra, voces), Steve Scales (percusión), Tina Weymouth (bajo), y las vocalistas Ednah Holt y Lynn Mabry brillan en la alocada seguidilla de canciones funk con tambores, teclados y líneas de bajo que empujan -casi que obligan- a moverse.
El espectáculo coreográfico que ofrecen, si bien es simple, resulta ampliamente efectivo. La mayoría de las canciones están llenas de una energía nerviosa que, tal vez por eso mismo, son contagiosas.
La vuelta de "Stop Making Sense" a los cines del mundo es una buena noticia para los fans de Talking Heads, pero también para quienes quieran acercarse al arte de una banda de rock "inteligente": cuatro universitarios blancos que se metieron a diseccionar el sentido de la vida al ritmo de música negra para bailar.
(Fuente: Infobae/Youtube).