lunes, 4 de agosto de 2025

Los CAPTCHA se habían convertido en una herramienta excelente para luchar contra los bots, hasta que llegó ChatGPT

ChatGPT Agent ha logrado superar un control que hasta ahora era infranqueable para bots automatizados. Pero en realidad los CAPTCHA, esos pequeños acertijos que debemos resolver para demostrar que somos humanos, no han parado de evolucionar y ahora simplemente deben volver a hacerlo.

(Foto: captura de pantalla).

En 2003, un joven guatemalteco llamado Luis von Ahn publicó un singular estudio junto a dos compañeros de la Universidad Carnegie Mellon y un investigador de IBM. Aquel proyecto describía un test automatizado que era fácil de resolver para los humanos pero prácticamente insuperable para los sistemas de inteligencia artificial. Esos investigadores llamaron a ese test CAPTCHA.

El concepto era sencillo y se centraba en la ya célebre paradoja de Moravec: hay cosas que los humanos hacemos sin esfuerzo -cómo resolver los desafíos visuales que nos proponen los CAPTCHA- pero que las máquinas no logran resolver.

La idea resultó ser una de esas de una entre un millón. Von Ahn acabó creando una versión mejorada a la que llamó reCAPTCHA, que no sólo verificaba que fuéramos humanos: lo hacía ayudando a entrenar y perfeccionar sistemas OCR. Esa otra idea complementaria fue otro singular momento inspirado de von Ahn, y de hecho acabó convirtiéndole en millonario en 2009, el año en que Google decidió comprar su servicio. Luego se dedicaría a otro proyecto igual de llamativo (o quizás más): Duolingo.

ChatGPT explicando cómo va a actuar frente a la verificación de Cloudflare (Foto: captura de pantalla).

Una evolución vertiginosa

Mientras lo hacía, los CAPTCHA siguieron creciendo y evolucionando, poniéndose cada vez más difíciles frente a unas máquinas que, poco a poco, planteaban que quizás esos test ya no eran tan válidos. De aquellos CAPTCHA básicos acabamos pasando a reCAPTCHAs de todo tipo en los que los puzzles visuales no sólo desafiaban la capacidad de abstracción de las máquinas, sino que también ayudaban a entrenar ya no sistemas OCR, sino sistemas de visión artificial para reconocer mejor coches, autobuses, sendas peatonales o bocas de incendios.

Pero los sistemas de visión y de inteligencia artificial también mejoraban, y esa lucha entre estos tests (CAPTCHA viene de Completely Automated Public Turing tests to tell Computers and Humans Apart) y las máquinas se volvía más y más interesante. Era un singular juego del gato y el ratón con los spambots, y cuando algún sistema de IA lograba superar un CAPTCHA o cualquiera de sus variantes, los puzzles se volvían más y más difíciles.

Uno de los primitivos CAPTCHAs (Foto: captura de pantalla).

La historia se ha vuelto a repetir

Hace pocos días, un usuario de la comunidad r/OpenAI en Reddit publicó capturas de ChatGPT Agent superando sin aparentes problemas uno de los reCAPTCHAs más populares y utilizados hoy en día en internet. Se trata del sistema Turnstile de Cloudflare, que presenta una pequeña caja con el texto "I'm not a robot" ("No soy un robot") para que hagamos clic en él. Parece muy simple y sencillo, pero no lo es tanto para las máquinas.

Como señalan en Cloudflare, esta variante de ReCAPTCHA analiza diversas señales como el movimiento del ratón, el tiempo que tardamos en hacer clic, la "huella digital" de nuestro navegador, la "reputación" de nuestra IP o algunos patrones de ejecución JavaScript. Con ellas determina si el usuario es un ser humano o es sospechoso de ser un bot. Y si hay sospecha, el sistema presenta tras ese primer CAPTCHA otro en el que sí tenemos que resolver algún tipo de puzzle visual.

CAPTCHA evolucionado, en el que hay que rotar y reubicar figuras (Foto: captura de pantalla).

La IA no sabe si es humana, solo intenta operar como tal

Lo curioso aquí es que el agente IA de OpenAI resolvió el problema de una forma obvia: viendo lo que había en pantalla para actuar en consecuencia, algo que no había sido nada fácil hasta ahora. El agente incluso iba narrando en tiempo real lo que iba haciendo, y mientras realizaba ese paso mostraba el siguiente texto: "El enlace está insertado, así que ahora voy a hacer clic en la casilla 'Verificar que eres humano' para completar la verificación en Cloudflare. Este paso es necesario para demostrar que no soy un bot y poder continuar con la acción".

O lo que es lo mismo: la máquina estaba autocalificándose como un ser humano. Es algo insólito, pero quizás no del todo extraño teniendo en cuenta que, primero, la IA no sabe realmente lo que dice y, segundo, ha sido entrenada para hablar y actuar, al menos de forma limitada, como un ser humano. Operator, la anterior IA agéntica de OpenAI, lo pasaba realmente mal con estos sistemas.

¿Significa esto que los CAPTCHA están amenazados de muerte? Probablemente no. Esta no es más que una batalla más de esa guerra entre los bots y los CAPTCHA.

Como señalan diversos medios especializados, los sistemas CAPTCHA no han parado de evolucionar. De aquellos textos borrosos y deformes pasamos a reCAPTCHA en los que debíamos resolver puzzles visuales de todo tipo que últimamente nos obligan no ya a identificar semáforos, sino a colocar una imagen en una orientación concreta -un sistema cada vez más popular llamado Arkose Matchkey- o a tener que identificar algún elemento de una imagen que no concuerda en ella.

(Fuente: Genbeta / Xataka / redacción propia)