jueves, 9 de noviembre de 2023

Capacitación presencial versus virtual

¿Tiene importancia si la capacitación se hace de manera presencial o virtual? ¿A qué debemos prestar atención?

Capacitación presencial

Es la tradicional, a la que estábamos acostumbrados. A diferencia de la virtual posibilita ese acercamiento persona a persona, se visualizan directamente los gestos de los disertantes y de los participantes. Esta modalidad permite el intercambio directo entre unos y otros, por lo que se establece una forma diferente de empatía, de relacionarse. Quien imparte los conocimientos puede apreciar de una forma más directa el interés y la participación de los asistentes. La evaluación se hace más sencilla.

Capacitación virtual

Todos sabemos que la modalidad de enseñanza a distancia existe desde hace bastante tiempo, pero esta modalidad se acentuó en época de pandemia cuando comenzaron a utilizarse diferentes plataformas de comunicación. Aquí, el expositor hace su presentación en línea y los comentarios y preguntas se expresan a través de un foro o del chat. Surge la modalidad del presentador y/o moderador que replica lo que aparece en el chat para que el disertante responda. Se establece una relación diferente. La evaluación es más compleja para determinar si los asistentes se interesaron o aprendieron.

No es algo algo novedoso, solo que ha cambiado la forma de relacionarse. En la virtualidad se anticipa la pregunta y todos los asistentes pueden conocer de esa forma el pensamiento de los demás. Eso genera también un intercambio de opiniones adelantadas en el chat y despierta nuevas preguntas. Surge otro tipo de motivación.
Durante el encierro obligatorio apareció no solo la necesidad de capacitarse en línea, sino que lo novedoso de la situación llevaba a conectarse con los otros y el número de asistentes fue mayor. Vueltos a la presencialidad hubo un apremio por tener ese contacto perdido de persona a persona, por comunicar y compartir.

Esas diferentes situaciones pudieron determinar una mayor o menor afluencia de público.

Lo llamativo en la actualidad es la disminución de participantes sea en forma presencial o virtual cuando la modalidad es mixta. Aún no se ha podido determinar a qué se debe.

Lo significativo es que se amplía el espectro para poder acceder y capacitarse. Lo problemático es realizar una evaluación de la comprensión e incorporación de los nuevos contenidos. A tal efecto, se suelen otorgar constancias de asistencia que sirven como justificación laboral o para reafirmar conocimientos. Los certificados o diplomas se expiden para una capacitación regular como es el caso de la enseñanza sistemática.

Las tecnologías para estas y otras cuestiones del ámbito profesional emergen a pasos agigantados. Se amplían las aplicaciones que pueden utilizarse en los procesos y servicios de, por ejemplo, una biblioteca.

La cuestión es comprender cuáles son las más convenientes: ¿qué herramientas utilizamos para capacitar a los usuarios? ¿Cómo lo hacemos? ¿Modificamos los procesos y servicios? ¿De qué manera efectuamos el marketing para interesar a los usuarios en lo que ofrece la biblioteca?

Surgen más preguntas porque nos encontramos ante nuevos cambios que debemos internalizar, adaptar y adoptar para optimizar el acceso a la información y al conocimiento.

Artículo de Rosa Monfasani, Bibliotecaria y Profesora en Ciencias de la Información por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.