lunes, 27 de noviembre de 2023

De Alejandría a Pérgamo: las bibliotecas más notables del mundo antiguo

Las primeras bibliotecas son casi tan antiguas como la aparición de la escritura en las civilizaciones antiguas. Ya sea en forma de papiros, pergaminos, tablas de arcilla o más tarde los libros, la humanidad ha tenido la necesidad de almacenar toda esta documentación, obras científicas y literarias en un lugar donde pudieran ser consultadas e incluso compartidas, en ocasiones, con una comunidad. 

Así nacen tanto las grandes bibliotecas del mundo antiguo como sus versiones más modernas, que a día de hoy podemos encontrar en casi cualquier ciudad, barrios y universidades. 

Durante la Edad Antigua, las primeras civilizaciones se desarrollaron de tal forma que su importante legado es parte de nuestras sociedades actuales. Las bibliotecas, como centro documental, son parte de esta herencia cultural y han permitido que el conocimiento trascienda el paso del tiempo, para que a día de hoy podamos estudiar la evolución de la humanidad. 

Casi todos los grandes imperios de la antigüedad construyeron sus propias bibliotecas: Babilonia, Roma, Grecia, Egipto o Bizancio, entre otros. Algunas de estas grandes edificaciones todavía están en uso en la actualidad, mientras que otras han sido redescubiertas por los arqueólogos a lo largo de la historia, habiendo sido destruidas por motivos principalmente bélicos o religiosos.

Sin más, vamos a la lista:

Biblioteca de Alejandría


Tolomeo Soter construyendo el museo de Alejandría, que contenía la famosa biblioteca  (Roger Viollet/Cordon Press).

Establecida bajo la Dinastía Ptolemaica de Egipto (323-30 A.C.), esta se considera la mayor biblioteca de la antigüedad, un lugar donde se reunieron una gran cantidad de importantes obras científicas y literarias de la época, incluyendo culturas distintas.

Con este motivo nace esta mítica biblioteca, cuyos años exactos tanto de construcción como de destrucción no se han podido confirmar. La versión más popular cuenta que fue destruida por Julio César en un incendio, pero la realidad es que los historiadores barajan, por lo menos, otras 3 posibilidades distintas.

La Biblioteca estaba integrada dentro del Museo y el Palacio de los Ptolomeos, sin tener su propio edificio. Su objetivo era el de obtener los textos de mayor calidad de los autores más destacados.

Biblioteca de Pérgamo

Ruinas romanas en la ciudad de Pérgamo, en la actual Turquía (iStock).

Ubicada en la actual Turquía, esta destacada biblioteca fue obra de Atalo I, el tercer rey de la dinastía durante el siglo II a.C., momento en el que la ciudad buscaba situarse como una de las urbes más brillantes. 

La Dinastía Atálida mostraba gran interés por la cultura y, entre otras cosas, la bibliografía. Este hecho los llevó a coleccionar más de 200.000 títulos y su biblioteca fue reconocida como la segunda más relevante del mundo antiguo.

Sirvió como centro de estudio e impulsó el auge cultural de la ciudad.

Biblioteca Ugarit


La ciudad de Ugarit en el siglo III a.C., actual Ras Shamra, ubicada en territorio sirio. Su biblioteca albergó manuscritos con escrituras antiguas (Georg Herster/Age fotostock).

Las ruinas de los archivos de Ugarit se encontraron en 1929 en la actual Siria, donde los arqueólogos pudieron rescatar miles de tablas de arcilla de distintas bibliotecas de origen real, religioso y privado.

Contenía documentos de temáticas muy diversas y que, además, utilizaban distintos tipos de escritura entre los que se incluyen jeroglíficos egipcios, escritura cuneiforme, sumerio o ugarítico.

La biblioteca data aproximadamente entre el 1400 y el 1200 A.C.

Biblioteca Real de Asurbanipal

Imagen de la exposición "I am Ashurbanipal: King of the world" del Museo Británico, en Londres, que explica cómo en la Nínive del siglo VII a.C. el rey Asurbanipal se convirtió en la persona más poderosa de la Tierra, gobernando un gran imperio (Dinendra Haria/i-Images via ZUMA Press).

También conocida como la Biblioteca de Nínive, y situada en territorio del actual Irak, se trata de un archivo privado construido durante el Imperio Neoasirio por el rey Sargón II y continuado por sus sucesores, aproximadamente entre los años 722 y 612 A.C.

Contenía una de las mayores colecciones de escritura cuneiforme del Antiguo Oriente Próximo, debido a que el rey Asurbanipal mandó recopilar tablillas de distintas partes del mundo.

La decadencia de la ciudad de Nínive y el asedio de reinos neobabilónicos y medos hicieron que la biblioteca desapareciera, pero fue redescubierta en el año 1847 en el Palacio de Senaquerib por un arqueólogo británico que llevaba a cabo excavaciones en la ciudad.

Biblioteca de Celso


La fachada de la biblioteca de Celso, en Éfeso, Turquía (Carles Campsolinas/Age fotostock).

Situada en la antigua ciudad de Éfeso, en la actual Turquía, la Biblioteca de Celso era un impresionante edificio construido durante el Imperio Romano, entre los siglos I y III D.C.

Fue construida por Tiberius Julius Acquila y sus herederos, y contenía miles de manuscritos, pero además era un sitio conmemorativo y de entierro de figuras notables de la ciudad de Éfeso. El edificio, actualmente en ruinas, sólo conserva su majestuosa fachada.

Biblioteca Imperial de Constantinopla

Ilustración de Antoine Helbert.

Fundada por Constancio II entre los años 337 y 361 D.C. en la actual Estambul, en Turquía, esta biblioteca se construyó para reunir grandes obras de la literatura griega y, además, algunas obras que se salvaron de la destrucción en la Biblioteca de Alejandría.

Se dice que fue la última gran biblioteca del mundo antiguo, y contenía mayoritariamente papiros y pergaminos, tanto originales como copias. La biblioteca se desmanteló en el año 1204 después de la caída de Constantinopla, pero algunos de sus archivos han podido ser recuperados en la actualidad.