Los animales no son los únicos que tienen el don de la palabra. Pero, ¿qué se "dicen" las plantas entre sí? La respuesta podría ayudar a alimentar al mundo.
"¡Ayuda!" "¡Aterricen aquí!" "¡Conservar recursos!" "¡Fuera!" "¡Mis frutos están listos para comer!"
Éstos son sólo algunos de los muchos mensajes que sabemos que las plantas (desde un trozo de musgo hasta una secuoya de 90 metros) pueden enviar. De hecho, si alguna vez oliste la hierba recién cortada, te has comunicado con una planta.
"Creo que estamos viendo que la complejidad [de la comunicación] es tan grande en las plantas como en los animales", afirma Mamta Rawat, microbióloga y directora de programa en la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF) de Estados Unidos. "Creo que queda mucho por aprender; apenas estamos tocando la punta del iceberg".
En marzo, un nuevo estudio demostró que muchas especies vegetales diferentes emiten sonidos ultrasónicos para comunicar el estrés. Es la última prueba de que las plantas "hablan" con todo, desde depredadores a polinizadores.
Esta investigación tiene una utilidad importante. Entender cómo se comunican las plantas podría ayudarnos a aumentar las tierras cultivables para alimentar a nuestra creciente población y adaptarnos al cambio climático.
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Lo escuché por ahí
Para reaccionar ante su entorno, una planta debe comunicarse entre sus raíces, tallos, hojas, flores y frutos.
En lugar de que las señales se muevan a través de un sistema nervioso como el nuestro, Simon Gilroy, catedrático de Botánica de la Universidad de Wisconsin-Madison, dice que en las plantas es más parecido a la plomería.
Las hojas detectan depredadores o cambios en la luz y el sonido, y las raíces vigilan las condiciones del subsuelo: los problemas con los nutrientes, el agua y los depredadores también podrían estar ahí.
Las señales eléctricas viajan a través del movimiento de sustancias químicas en esos tubos, explica Courtney Jahn, bióloga y directora de programas de la NSF que estudia las interacciones entre plantas. Por ejemplo, las raíces pueden detectar la sequía e indicar a las hojas que limiten la transpiración y ahorren agua.
Los investigadores pueden observar esta comunicación eléctrica colocando electrodos en dos lugares distintos de una planta. Incluso hemos fabricado instrumentos (como éste) que pueden traducir esa carga eléctrica en sonidos que podemos oír. Según Gilroy, si una planta se hiere, de esa herida emanan señales eléctricas. Y las plantas pueden transmitir estas señales eléctricas entre individuos si se están tocando.
Tanto las venus atrapamoscas como las plantas sensibles (Mimosa pudica) transmiten señales eléctricas cuando se tocan, afirma Jahn. La primera cierra la boca para atrapar a su presa, mientras que la planta sensible se mueve para sacudirse a los insectos.
Las sustancias químicas, incluidas las hormonas, también viajan dentro de una planta.
Una hormona llamada auxina se produce en la parte superior de la planta y viaja hacia abajo, indicando a un brote que intenta abrirse paso a través de la superficie del suelo cuál es el camino hacia arriba. Cuando hay una amenaza urgente, como la depredación de los insectos, la planta debe reaccionar rápidamente o se consumirá por completo. Muchas plantas sometidas a este tipo de estrés envían la hormona ácido jasmónico, que le indica a la planta que empiece a producir una toxina para defenderse.
Algunas especies pueden detectar plantas que responden al peligro (un ratón podría "oírlo", un insecto podría "olerlo"), como oír a alguien gritar "¡ay!" en la distancia. Es difícil saber si esas señales ocurren sin más o si están pensadas para que otros las reciban.
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Gritarlo a los cuatro vientos
Comunicarse con el entorno puede ayudar a las plantas a sobrevivir. Las llamativas flores que germinan en primavera envían un mensaje a insectos y animales para indicarles que están listas para la polinización.
Los investigadores han descubierto que con unos micrófonos especiales que detectan las llamadas de los murciélagos, también se puede oír a las plantas. Una amplia gama de especies, desde tomates a cactus, emiten sonidos ultrasónicos cuando están estresadas, que pueden oír insectos como las polillas y mamíferos como murciélagos y ratones. Los científicos escuchan estos sonidos de angustia para encontrar nuevos métodos de diagnosticar, tratar y vigilar las plantas sin tocarlas.