martes, 27 de febrero de 2024

Levantarse temprano: una herencia de la "genética neandertal"

Gracias a la genética neandertal y un proceso llamado introgresión podemos entender por qué nos despertamos temprano.

El amanecer ahora marca el inicio de nuestra rutina diaria (Foto: Getty Images).

La relevancia histórica de la genética

La genética no solo es capaz de explicar las razones por las que un ser humano hereda, por ejemplo, una enfermedad. Además, podemos gracias a ella comprender mejor nuestro estilo de vida actual, la forma en la que convivimos con  los demás y sus consecuencias.

Conocer la genética es también una oportunidad para perfeccionarla. Identificar las carencias de los entornos modernos y compararlas con cómo nuestros ancestros experimentaron cambios en sus códigos genéticos, puede conducirnos hacia un mejor estilo de vida y acercarnos a una explicación más certera sobre nuestro origen.

Le debemos una enorme parte de nuestra estructura genética a los ancestros que emigraron de África. Un estudio publicado en Genome Biology and Evolution sugiere que el ser humano adoptó parte importante de su rutina diaria gracias a la genética neandertal y un proceso llamado introgresión.

La introgresión es un proceso de variación genética proveniente de una línea evolutiva diferente en la población de una especie mediante el apareamiento. En el caso del ser humano moderno la introgresión parte de diferentes linajes de homínidos como los Neandertales y Denisovanos.

De acuerdo con la publicación, gran parte de nuestros hábitos circadianos es gracias a ellos; es decir, de alguna forma nuestra concepción de los días de 24 horas y el descanso viene de decenas de miles de años atrás. Según la información recopilada por los especialistas, efectivamente, el dichoso reloj biológico existe.

La explicación al reloj biológico


El citado estudio logra, a través al análisis de los cronotipos actuales, explicar la razón de algunas de las predisposiciones humanas más comunes. Por ejemplo, sugiere que no es una cuestión meramente educativa el hecho de que intuitivamente nos despertemos temprano o que percibamos a la noche como un momento apto para descansar.

Asimismo, la introgresión podría explicar cómo la adaptación a distintos entornos geográficos guarda una correlación con las actividades matutinas. De acuerdo con la citada investigación, cuando los primeros homínidos migraron a otros continentes se encontraron con latitudes más altas y consecuentemente distintas variaciones de luz diurna. Consecuentemente, modificaron su estructura genética.