viernes, 1 de agosto de 2025

Cómo es el streaming viral del CONICET a 3.900 metros de profundidad, en el cañón submarino Mar del Plata: los mejores descubrimientos y dónde verlo

A 200 kilómetros de la costa de Mar del Plata navega el buque de investigación Falkor, que lleva a bordo a treinta científicos de instituciones argentinas con una misión sin precedentes. Miles de usuarios monitorean el streaming que se emite todos los días en YouTube, y son testigos de la vida marina en condiciones muy diferentes a lo que vemos a diario: reina la oscuridad total, sólo interrumpida por las luces del robot que explora, y temperaturas cercanas a los 0°.

Los usuarios le pusieron de nombre a esta estrella de mar "Estrella culona" y "Patricio Estrella", por el personaje de la serie infantil Bob Esponja, y se volvió viral (Foto: CONICET).

“Batatita” y “Estrella culona” o “Patricio” son algunos de los apodos con que los usuarios bautizaron a las especies que el ROV (siglas en inglés de 'Vehículo Operado Remotamente') va registrando en cada una de las treinta estaciones de muestras a lo largo de toda el área sometida a estudio. El Cañón Mar del Plata es una región de alta biodiversidad y poco explorada, que se ubica frente a la provincia de Buenos Aires, en el límite entre las corrientes de Brasil (cálida) y las Islas Malvinas (fría).

Eso sí, uno de los objetivos de la exploración ya está cumplido: la divulgación científica. Ante la propuesta novedosa, para la que se está utilizando el ROV SuBastian, miles de usuarios visitan el streaming desde que comenzó días atrás, el 23 de julio. Además, se viralizaron memes de los animales en redes sociales, lo que contribuyó a que más gente se sumara. Se puede acceder al streaming en vivo, las 24 horas, haciendo click aquí.

Además de las imágenes impresionantes, con un zoom impecable, los científicos van leyendo el chat y responden las preguntas de los curiosos (Foto: CONICET).

La expedición Underwater Oasis of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV se hace con financiamiento de la fundación Schmidt Ocean Institute.

La misión la lidera el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina y está a cargo del biólogo jefe de la expedición, Daniel Lauretta. Cuenta con una participación multidisciplinaria de instituciones como el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, el Instituto de Biología de Organismos Marinos, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada y universidades nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Mar del Plata.

"Batatita" es una Benthodytes violeta que capturó el ROV en esta expedición (Foto: CONICET).

La tecnología que utilizan para rastrear el fondo del mar y los objetivos de la misión

El ROV SuBastian es capaz de capturar imágenes submarinas en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno a profundidades de hasta 3.900 metros. Esta vez, le tocó investigar el Océano Atlántico para recoger información nueva de “hábitats marinos vulnerables, detectando los impactos humanos, incluyendo basura marina y microplásticos; la biodiversidad bentónica (invertebrados y peces); la reproducción y biogeografía de especies profundas; el ADN ambiental; el carbono azul y dinámica de sedimentos”, según señaló Lauretta.

En la exploración fue inevitable toparse con basura humana, en este caso una suela de zapatilla (Foto: CONICET).

Con los cambios de profundidad emergen otras especies: durante estos días el streaming ha mostrado corales de agua fría, moluscos, estrellas de mar, crustáceos, peces de profundidad, y muchas más formas de vida que se adaptan a las condiciones extremas del entorno.

(Foto: CONICET).

Las muestras que extrae el robot son para llevar al Museo de Mar del Plata y esperan tener una infinidad de imágenes de nuevas especies y otras ya conocidas, que se someterán a estudio en los próximos 10 a 15 años.

Así, los datos que recojan van a resultar beneficiosos para entender el ecosistema marítimo, con aplicaciones industriales, además de puramente científicas. Por ejemplo, las petroleras podrán acceder a la información para conocer de primera mano el impacto ambiental de los procesos, lo que implica saber qué se puede hacer, qué no, y de qué forma.

Una pareja de cangrejos fue sorprendida apareándose (Foto: CONICET).

Además, el equipo espera generar modelos 3D de especies emblemáticas y producir material educativo para escuelas, museos y clubes de ciencia. Todos los datos recolectados durante la expedición serán publicados en repositorios abiertos como CONICET Digital, OBIS GenBank.

(Foto: CONICET).

Lauretta estimó que la inversión contemplaría cinco millones de dólares para, solamente, el robot, y 2 millones y medio de dólares más por el tiempo de la campaña. El resto, “todas las actividades que hay que hacer, lo que hay que estudiar, los insumos, los conseguimos nosotros con subsidios internacionales destinados para investigación”.

La campaña dura 19 días en total, por lo que el streaming se extenderá hasta los primeros diez días de agosto. Como los investigadores a bordo del buque se dividen en dos grupos para cubrir de 6 a 18 y de 18 en adelante, el streaming se emite casi todo el día.

(Fuente: Xataka Argentina / varios / redacción propia)

Diversidad y primeras voces en la "lista larga" del prestigioso Premio Booker 2025

Obras de Tash Aw, Susan Choi, Maria Reva y Kiran Desai integran la lista, en la que destacan la variedad de estilos, geografías y primeras ficciones.

(Foto: composición propia).

Trece novelas provenientes de nueve países conforman la lista larga (longlist) del Premio Booker 2025, anunciada este martes en Londres por The Booker Prizes. Las obras fueron elegidas entre más de 150 títulos escritos originalmente en inglés y publicados en el Reino Unido o Irlanda entre el 1° de octubre de 2024 y el 30 de septiembre de 2025.

El jurado de esta edición está presidido por el reconocido novelista y dramaturgo irlandés Roddy Doyle, quien destacó la diversidad formal y temática de la selección: “Hay novelas cortas y otras muy largas. Algunas experimentan con la forma, otras no tanto. Unas miran al pasado, otras se centran en nuestro inestable presente. Todas examinan la identidad y están llenas de grandes personajes y sorpresas narrativas”, señaló.

La lista incluye autores de Albania, Canadá, Hungría, India, Malasia, Trinidad y Tobago, Ucrania, Reino Unido y Estados Unidos. Siete de las trece obras fueron escritas por mujeres.

Entre los títulos destacados se encuentra "The Loneliness of Sonia and Sunny" de Kiran Desai, ganadora del Booker en 2006, con su primera novela en casi dos décadas. También "The South" de Tash Aw, quien podría convertirse en el primer autor malasio en alzarse con el galardón, y "Endling" de Maria Reva, una de las dos primeras novelas que integran la lista, junto a "Misinterpretation", de Ledia Xhoga.

El libro más extenso de esta edición, con más de 650 páginas, es el de Desai, mientras que el más breve es "Universality", de Natasha Brown, con apenas 160.

Los 13 títulos de la longlist del Premio Booker 2025

Love Forms, de Claire Adam (Trinidad y Tobago), Faber.
• The South, de Tash Aw (Malasia), 4th Estate.
• Universality, de Natasha Brown (Reino Unido), Faber.
• One Boat, de Jonathan Buckley (Reino Unido), Fitzcarraldo Editions.
• Flashlite, de Susan Choi (Estados Unidos), Jonathan Cape.
• The Loneliness of Sonia and Sunny, de Kiran Desai (India), Hamish Hamilton.
• Audition, de Katie Kitamura (Estados Unidos), Fern Press.
• The Rest of Our Lives, de Ben Markovits (Estados Unidos), Faber.
• The Land in Winter, de Andrew Miller (Reino Unido), Sceptre.
• Endling, de Maria Reva (Ucrania), Virago/Little, Brown.
• Flesh, de David Szalay (Canadá), Jonathan Cape.
• Seascraper, de Benjamin Wood (Reino Unido), Viking.
• Misinterpretation, de Ledia Xhoga (Albania), Daunt Books Originals.

La "shortlist" (lista corta) se dará a conocer el próximo 17 de septiembre. El ganador del prestigioso galardón, dotado con 50.000 libras esterlinas, será anunciado en noviembre en Londres.

(Fuente: Agencia Noticias Argentinas)

Se abre la convocatoria para el X Encuentro Nacional de Catalogadores

La Biblioteca Nacional Mariano Moreno convoca a presentar ponencias para el X Encuentro Nacional de Catalogadores bajo el lema "Comprometidos con el acceso a la información", que se lleva a cabo los días 4 y 5 de noviembre con modalidad presencial-virtual.

(Foto: Biblioteca Nacional Mariano Moreno).

El X Encuentro Nacional de Catalogadores tiene por objetivo colaborar en la formación y actualización profesional de bibliotecarios de la Argentina y de la región. La Biblioteca Nacional Mariano Moreno remarca la importancia del trabajo y crecimiento conjunto a nivel local, nacional e internacional, para el abordaje de los variados temas vinculados al tratamiento y organización de la información.

Pautas para la presentación de resúmenes:

• Se reciben resúmenes de 250 a 500 palabras, hasta el 18 de agosto de 2025.
• Se informa la aceptación de los trabajos el día 22 de agosto de 2025.
• Para participar como expositor se debe completar el formulario de inscripción, que se encuentra haciendo click aquí.

Líneas de investigación:

• Catalogación cooperativa, RDA. Estudio e implementación, Control de autoridades, Servicios técnicos en repositorios y bibliotecas digitales, Organización de materiales en formato digital/electrónico, Estructuras de datos (OAI-PMH, linked data, web semántica), Control de calidad en los servicios técnicos, Proyectos de migración de catálogos.
• Formación profesional en servicios técnicos, Análisis temático e indización, Inteligencia artificial aplicada a los servicios técnicos.

Las pautas para la presentación de trabajos finales se indican al momento de la aceptación de la ponencia.

Para más información, escribir a encuentrocatalogadores@bn.gob.ar.

(Fuente: soybibliotecario.blogspot.com)

"El grito", de Edvard Munch: los secretos de la obra que se convirtió en un icono global

Más de un siglo después de su creación, la pintura noruega realizada en cartón aún asombra a expertos y público general. En qué se inspiró y por qué su conservación es un desafío. 

La obra destaca por su composición con líneas ondulantes, colores intensos y símbolos de angustia (Foto: Wikimedia).

En 1893, Edvard Munch pintó "El grito", una obra que destila la angustia humana de manera tan intensa que, más de un siglo después, se mantiene vigente como símbolo universal de la ansiedad.

La pintura, exhibida en el Museo Nacional de Oslo, ha capturado la atención tanto de especialistas como del público general, consolidándose como un paradigma del tormento existencial. La obra ha traspasado barreras, logrando comunicar emociones profundas que todavía conmueven a diferentes generaciones.

El trasfondo personal de Munch

La infancia de Munch estuvo marcada por la muerte y la enfermedad. Las pérdidas familiares dejaron heridas imborrables, traducidas en episodios recurrentes de depresión y ansiedad. El pintor noruego buscó consuelo en el alcohol, complicando aún más su salud emocional y física.

Sin embargo, volcó esta experiencia vital en su producción artística: “En mi arte he intentado explicarme la vida y su sentido”, declaró. Esta reflexión vital fue el impulso para que Munch rompiera con los modelos académicos tradicionales.

La infancia marcada por la tragedia influyó en la visión artística y emocional de Munch (Foto: Wikimedia).

Su estadía en París y el contacto con las vanguardias lo orientaron hacia un estilo en el que la emoción era más importante que la forma tradicional. Los colores y las líneas de “El grito” manifiestan esa búsqueda radical, elevando la obra a un emblema de la crisis existencial ante la naturaleza e incertidumbre de la condición humana.

Las variantes de la obra

Contrario a la creencia común, Munch creó cuatro versiones de “El grito” entre 1893 y 1910. La original, sobre cartón y única firmada por el artista, permanece en Oslo. Ese año, realizó un boceto en pastel y cera, también sobre cartón.

En 1895, produjo otro boceto al pastel, la única pieza aún en manos privadas; adquirida en 2012 por el inversor Leon Black por aproximadamente 120 millones de euros. En 1910, Munch elaboró una versión más esquemática en témpera y óleo, actualmente en el Museo Munch. Existen, además, alrededor de treinta litografías basadas en la imagen, una de ellas coloreada a mano por el propio artista.

Existen cuatro versiones originales de El grito, realizadas entre 1893 y 1910, además de litografías (EFE / Justin Lane).

La potencia emocional de la obra se apoya en recursos plásticos mínimos: líneas ondulantes en cuerpo, cielo y agua, que generan una atmósfera inquietante y desordenada. Los trazos azules del agua refuerzan la sensación de confusión, mientras que los dos paseantes del fondo destacan por su definición apenas sugerida. Estos personajes han sido vistos como símbolos de indiferencia frente al drama del protagonista. 

Munch relató que sintió “un gran grito en toda la naturaleza” durante un atardecer junto a los fiordos de Oslo. La figura principal se cubre los oídos ante un sonido abrumador, más que emitir un propio grito. El color rojo del cielo intensifica la sensación opresiva, contrastando con los tonos azules y verdes del resto de la escena. El rostro, despojado de detalles, refuerza la angustia universal.

Otra de las versiones de la obra: el soporte de cartón y los pigmentos sintéticos hacen de El grito una pintura frágil y difícil de conservar (Foto: Sotheby´s).

Destaca por estar realizado sobre cartón, un soporte poco habitual y frágil, quizás elegido por rapidez o falta de materiales convencionales. Esta condición ha favorecido la aparición de manchas y pérdida de superficie. Análisis recientes han identificado manchas de cera que hacía tiempo se creían excrementos de pájaro, probablemente resultado de una vela.

En tanto, en el cielo, Munch escribió con lápiz la frase “Solo puede haberlo pintado un loco”, mensaje auto-atribuído, tras soportar críticas sobre su salud mental. Aunque en un primer momento negó su autoría, finalmente aceptó dejar la inscripción en la pintura. En la parte posterior del cartón original, el artista esbozó un primer acercamiento a la obra, pintado cabeza abajo, que se ha conservado en mejores condiciones por su escasa exposición.

El paisaje de Oslo y el cielo han dado lugar a diversas interpretaciones científicas y artísticas (Reuters / Tom Little).

El paisaje retrata Oslo desde la colina de Ekeberg, mostrando la ciudad y su catedral al fondo, junto a embarcaciones surcando el fiordo. Reducido a líneas elementales, el entorno corresponde de manera fidedigna a esta zona hoy urbanizada.

El célebre cielo ha generado teorías diversas: una alude a los colores anómalos que dejó la erupción del Krakatoa en 1883; otra, elaborada por científicos de Oxford y la Universidad de Londres, sugiere que las nubes nacaradas (un fenómeno que ocurre a -80℃ y grandes alturas) inspiraron el cromatismo de la escena.

La elección de cartón y pigmentos sintéticos ha convertido a “El grito” en una obra especialmente delicada. La versión de 1910 sufre por la degradación del amarillo, que se vuelve blanco debido al sulfuro de cadmio y la exposición a luz o cambios de humedad. Esto obliga a extremar las precauciones para preservar la imagen original.

Impacto cultural y vigencia

La pintura ha superado su condición artística y se ha transformado en icono cultural, comparable a la "Mona Lisa" o "La joven de la perla".

Se encuentra reproducida en camisetas, tazas y carteles, e inspira desde memes hasta sátiras políticas. Incluso posee un emoji propio, señal de su arraigo en el imaginario colectivo y su capacidad de transmitir sentimientos compartidos a escala global.

Provoca incomodidad y empatía en quienes lo observan, recordando el poder del arte para expresar los sentimientos más profundos. Su permanencia como icono y su continua presencia en la cultura popular confirman el legado de Munch: un grito silencioso, eterno y sin fronteras capaz de unir a generaciones ante la experiencia universal del desasosiego.

(Fuente: Infobae)

1 de Agosto: Pachamama, mucho más que una celebración a la tierra

En el día más importante para la cultura andina, Horacio Delfín Galán, descendiente del pueblo Kolla, cuenta cómo vive la Pachamama, la que él conoce y vivió desde niño, muy distinta a las "nuevas Pachamamas" que llegaron de la mano del turismo.


El 1 de agosto es muy importante para la cultura andina porque se recuerda el Día de la Pachamama, el Día de la Madre Tierra. Este concepto proviene de la lengua quechua: Pacha: "mundo" o "Tierra", y mama: "madre".

En el norte argentino esta celebración se vive con mucha intensidad. Se la conmemora durante todo el mes agosto pero, como indica la tradición, es el primer día del mes cuando se realiza la ceremonia de ofrenda a la madre tierra por todo lo que ella ha provisto y brindado.

Horacio Delfín Galán, pertenece al pueblo Kolla. Vive en Tilcara, Jujuy, y es docente, profesor de dibujo, autodidacta, guía en el Pucará de Tilcara y colaborador del Museo Regional de Pintura "José Antonio Terry". Su familia creció en los valles orientales de Tilcara y, como todos los que provienen de esa región, se autodenomina vallistos, que son quienes se dedican a la crianza de animales y a la agricultura.


Dentro de las tareas que realiza, en la época de pre pandemia, invitaba a los chicos de las escuelas a realizar circuitos guiados por Tilcara para hablar de geología y contarles cómo se formó ese territorio. Su objetivo es rescatar la historia, las tradiciones, las costumbres y los rituales: “hacemos que se auto valoren como descendientes de pueblos originarios, como tilcareños, como quebradeños. Eso es importante para seguir encendiendo esa mirada crítica de lo colonial desde la niñez y adolescencia”, señala Galán, uno de los hombres que más conoce acerca de tradiciones ancestrales y que cuenta en esta nota su forma de ver y sentir la Pachamama.

- ¿Qué significa la Pachamama para los pueblos andinos?

- La Pachamama es una ceremonia, un ritual, una fiesta, una celebración que debe tener dos mil o tres mil años, desde que los pueblos originarios son agricultores. Obviamente que fue cambiando a lo largo del tiempo. La Pachamama se inserta dentro del ciclo agro pastoril a lo largo del año, que en el mundo andino se divide solamente en la época seca y en la época húmeda. En la época seca se celebra la Pachamama, agradecemos lo cosechado en el período anterior del verano, y ofrendamos comidas, sahumamos, tomamos yerbeado, chichas culpada, api y la tistincha que es toda comida hervida hecha con mote de haba, mote de maíz, tamales.

"La Pachamama tiene un significado profundo porque es el inicio del barbecho. En esta época del invierno limpiamos los canales, podamos las plantas, y el barbecho es la tarea de dar vuelta la tierra para que mueran los gusanos que están abajo en medio de las piedras, en medio de la tierra. Y nos preparamos para trabajarla".

El 1 de agosto se le agradece a la Pachamama por todo lo otorgado.

El otro momento más importante del mundo andino, porque la Pachamama no está aislada, está inserta en la época de la abundancia, lo que hoy se ha visibilizado como el qhapaq raymi, la época de la abundancia. Entonces, a la Pachamama la transitamos todo el tiempo, nada más que el ciclo se inicia con el ritual de darle de comer a la Pachamama. Le decimos dar de comer porque la Pachamama es un ser vivo en la visión de los pueblos andinos, no es algo ajeno a nosotros, no es la ecología, no es el medioambiente. Hay una forma de pensar en lo andino que es la crianza recíproca: yo crío mis animales, me crío junto a ellos, junto a un montón de vicisitudes, aventuras y desventuras que tengo en ese tiempo mientras voy criando los animales, mientras voy sembrando; cuando cosecho, cuando comparto esa comida, cuando guardo maíz para la Pachamama del año siguiente, entonces hay una convivencia continúa con el territorio.

- ¿Qué simboliza la ceremonia ancestral de la Pachamama? ¿Cómo se preparan para el 1ro. de agosto?

- La Pachamama viene a simbolizar el espacio y el tiempo, la Pacha, y la Mama, la naturaleza. Nosotros estamos conjugados en ese transitar del espacio, el tiempo y la naturaleza. Ahí están los cuatro elementos importantes para la vida, el aire, el fuego, la tierra y combinados todos ellos hacia nuestra vida. La ceremonia es ofrendarle, agradecerle al universo, a la tierra eso que hemos producido. Hoy, obviamente, sufrió transformaciones pero es un agradecimiento.

El día principal es el 1ro. de agosto. Previamente hemos cosechado maíz, hicimos harina de maíz con la que vamos a preparar los tamales, preparamos el charqui en abril y mayo cuando comenzamos con todo este proceso. También tenemos habas que cosechamos, sus semillas se hierven, las papas oca, comemos guiso de papa lisa, guiso de quinoa, nada de asado, nada frito, todo es hervido. La carne hervida solamente con mote en bateas.

La gente se reúne para ofrendar comida y bebida a la Madre Tierra.

- ¿Cómo se va resignificando la tradición en la zona de la Quebrada a medida que pasa el tiempo?

- Esta celebración se va transformando porque tenemos que entender que los valores culturales que practicamos, los rituales, están en una especie de círculos concéntricos, como capas de una cebolla. Entonces, nosotros tenemos un núcleo sagrado que es nuestra Pachamama y todos sus rituales y sus comidas, la forma de producirlos durante el año, siempre teniendo de contexto el ciclo anual. A medida que nos alejamos en el tiempo y en el espacio de ese núcleo sagrado, ese núcleo sagrado va a ir transformándose. No es lo mismo la Pachamama que realizaron mis abuelos o que realizan hoy los vecinos de los valles de Abramayo, del Molulo, Loma Larga, o en la Puna, ellos tienen otra concepción. Y si nos desplazamos en el espacio y en el tiempo, durante la dictadura militar, la Pachamama estuvo invisibilizada, absolutamente nadie del Estado la practicaba, estaban prohibidos estos rituales porque se imponía la religión católica occidental, el saber occidental desde ese punto de vista racista.

"Cuando éramos niños muchas personas celebrábamos la Pachamama a la noche porque ahí estábamos a resguardo y anónimos, estábamos guardando ese acervo cultural con nuestros padres y abuelos".

Cuando se declara Patrimonio de la Humanidad a la Quebrada comienza a transformarse y a visibilizarse se convierte en algo hasta kitsch, hasta para el Estado comienza a ser un valor cultural mercantilizado. Está por ejemplo el festival de la Pachamama, o si te vas a los Valles Calchaquíes en febrero se celebra la fiesta de la Pachamama. Ahí se desplaza en el espacio y en el tiempo de este núcleo sagrado y después se termina eligiendo la reina de la Pachamama que va a ser la mujer de mayor edad en la zona de los valles. Otro ejemplo contemporáneo, cuando se declara por ley el 1ro. de agosto Día de la Pachamama, senadores de Jujuy en Buenos Aires dan de comer a la Pachamama en una maceta en las afueras del Senado. Ahí vemos los desplazamientos, como se va resignificando hacia otro sentido comercial.

La celebración dura todo agosto pero el ritual de ofrenda a la Madre Tierra se realiza tradicionalmente el primer día del mes.

Hoy en día nos llegan pedidos de turistas quieren saber cuando podemos hacer una Pachamama pensando de que es como tomar un mate y como es parte sagrado de este núcleo en la Quebrada de Humahuaca, se conserva en las familias, más allá de las instituciones, municipios y comparsas, que lo hacen para compartir con turistas. Cada uno de nosotros nos reservamos en nuestros domicilios para hacer nuestra propia Pachamama.

"Estas transformaciones a las que hago referencia no son ni buenas ni malas, son necesarias, son parte del proceso identitario, porque siempre nos vamos a ir transformando. Pero también, cuando se declara Patrimonio de la Humanidad a la Quebrada de Humahuaca se establecen un montón de reglamentaciones para tratar de sostener estas festividades y rituales, conservarlas, pero en realidad lo que produjo es la mercantilización de las mismas", concluye Galán.

Horacio Delfín Galán es además guía en el Pucará de Tilcara.

(Fuente: Secretaría de Cultura- Presidencia de la Nación)

jueves, 31 de julio de 2025

Beatriz Sarlo, una intelectual rigurosa y polémica

Profesora universitaria que enseñó a leer literatura a varias generaciones de escritores y críticos, ensayista y creadora de una emblemática revista como Punto de vista (1978-2008), reconoció en varias oportunidades que la empresa de su vida "fue entender el peronismo", aunque tal vez no lo haya logrado. 

Sarlo estaba internada desde hacía varios días a causa de un accidente cerebrovascular.. Imagen: EFE

En tiempos sombríos, la despedida a Beatriz Sarlo, profesora universitaria que enseñó a leer literatura a varias generaciones de escritores y críticos desde su cátedra de Literatura Argentina del Siglo XX, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, ensayista y creadora de una emblemática revista como Punto de vista (1978-2008), se vive como el final de un tipo de intervención crítica que enlazaba lucidez, polémica, disenso y rigor. Murió el 17 de diciembre de 2024 por la madrugada a los 82 años, estaba internada desde hace varios días a causa de un accidente cerebrovascular. La muerte de su pareja, el cineasta Rafael Filippelli en marzo del 2023, había sido un duro golpe para el ánimo y la salud de la autora de Una modernidad periférica y Escenas de la vida posmoderna.

El intento de entender al peronismo

Debatir y disentir respetuosamente, sin insultar y descalificar, es una práctica en la que amplios sectores de la política y la cultura, a un lado y otro de la grieta, están flojos de papeles. El “vieja gorila” con que más de una vez se ha buscado desacreditarla describe más a quien lo pronuncia que a Sarlo, una intelectual con mucho más espesura, erudición y complejidad en el acuerdo o en el disenso, que ha confesado: “la empresa de mi vida fue entender el peronismo”. Fue en 2011, cuando publicó La audacia y el cálculo : Kirchner 2003-2010. Tal vez no lo haya logrado su objetivo. Empresa difícil, por cierto, comprender al peronismo. La tensión que atraviesa la política argentina con mayor o menor intensidad desde 1946 hasta el presente estaba en la propia familia de la escritora, que nació en Buenos Aires, el 29 de marzo de 1942. El padre, el juez Saúl Sarlo Sabajanes, que ella misma reconocía que era “un provocador profesional”, la llevaba de noche a arrancar carteles peronistas en la calle. Su familia era antiperonista por vía materna también (eran maestras), pero hubo un tío que integraba Forja (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), en la que militaban Arturo Jauretche y Homero Manzi, que logró adoctrinar a la niña que había cantado en la puerta de su casa la “Marcha de la libertad”, de la autoproclamada “Revolución Libertadora”.

Gracias a ese tío que no era “gorila”, rumbeó hacia el peronismo antiimperialista revolucionario. Entonces leía al propio Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos, entre otros. Hubo un viaje que impactó en su imaginario político y la convirtió en una marxista guevarista, como sucedió con muchos jóvenes en los años '60. Un poco más de una década después del viaje iniciático del Che y Alberto Granado, Sarlo transitó por la selva amazónica peruana, el sur de Ecuador, las minas bolivianas y el norte argentino; experiencia que relató en el libro Viajes. De la Amazonia a Malvinas (2014). Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y su tesis de grado fue sobre Juan María Gutiérrez.

Si es cierto que existen pocos momentos que tienen el poder de encaminar la vida, Sarlo estaba convencida de que su momento decisivo fue cuando en 1965, por casualidad, leyó un cartel que solicitaba “estudiante para trabajar en Eudeba”. La editorial universitaria vendía libros en sus propios kioscos callejeros, en paquetes de cuatro ejemplares, muy baratos, ilustrados, que compraban no solo los universitarios. El gerente de Eudeba, Boris Spivacow, un hombre de izquierda, judío, hijo de inmigrantes pobres y popular profesor de la Facultad de Ciencias Exactas, entrevistó a la joven y le dio el que sería su primer trabajo editorial. Después del golpe de Onganía de 1966, Spivacow, como muchos profesores, renunció a sus clases en la universidad y fundó el Centro Editor de América Latina (CEAL), donde también trabajó Sarlo.

Militancia y clandestinidad

En su búsqueda política se acercó al peronismo a través de la CGT de los Argentinos en el '68, pero finalmente ingresó al Partido Comunista Revolucionario. En los años '70 integró el consejo de dirección de la revista Los libros, que había sido fundada por Héctor Schmucler en 1969, y que fue clausurada después del golpe militar de 1976. La imagen de Folon, que ilustró la portada del primer número de la revista Punto de vista, abría las compuertas del lenguaje en una época en la que se imponía sistemáticamente la clausura y la destrucción del sentido. En el fondo de un cubo negro, una suerte de túnel oscurísimo, aparecía la cabeza de un hombrecito que pugnaba por salir adelante. Era marzo de 1978 cuando ese ejemplar apareció en los quioscos de Buenos Aires. Sarlo, su pareja de entonces, el ensayista Carlos Altamirano, y Ricardo Piglia estaban en el fondo del pozo y eran buscados por su militancia política en Vanguardia Comunista, un partido marxista leninista con el que mantuvieron una relación de discusión política muy intensa, y que fue el que aportó el dinero para financiar la publicación. 

La revista se manifestó para ellos, y luego también para los que se incorporaron poco después, María Teresa Gramuglio y Hugo Vezetti, como una forma de supervivencia intelectual. “Nosotros la necesitábamos más que los supuestos lectores potenciales”, confirmaba la escritora. “Yo me considero una persona de izquierda, pero no comparto la nostalgia de los ‘70 -aclaraba al recordar la gestación de la revista-. No podíamos ir a ninguna parte, estábamos viviendo en una pieza de cuatro por cuatro, más o menos en condiciones de clandestinidad. Teníamos tiempo y disposición intelectual para volver a mirar todo. Veníamos de una militancia muy activa y una vez que esa militancia terminó, algo había que hacer. Decidimos revisar la conciencia filosófica anterior, como diría Marx”.

El valor Saer

Punto de vista estuvo al borde de fracasar. Sin el dinero de Vanguardia Comunista no hubieran podido sacar el tercer y cuarto número porque de los primeros dos números no se habían vendido ni cien ejemplares. Con esa lucidez implacable, tan demoledora para los demás como para ella misma, decía que la revista no era minoritaria, era “invisible”, y que fue esa invisibilidad lo que les permitió paradójicamente subsistir. Desde las páginas de Punto de vista se introdujo la sociología de la cultura de Pierre Bourdieu y el materialismo cultural de Raymond Williams, a quien la revista entrevistó en 1979. Durante la guerra de Malvinas, la revista condenó de manera explícita la aventura bélica de la dictadura cívico militar. Como si esto no fuera suficiente para estar en la historia, propuso otras lecturas del canon literario argentino, con nuevas interpretaciones de Domingo Faustino Sarmiento y Jorge Luis Borges. También revisó el lugar de la revista Sur y leyó tempranamente la obra de Juan José Saer, como también la narrativa de Sergio Chejfec o la obra del poeta Daniel García Helder.

Sarlo conoció a Saer en marzo o abril de 1979 en París. “Juani” –como lo llamaban cariñosamente al escritor– le regaló una traducción de Walter Benjamin al francés, libro que perdió, y el último ejemplar que tenía de la primera edición de El arte de narrar, publicada en 1977. Preservaba ese valioso ejemplar, que estaba dedicado a otro destinatario cuyo nombre el autor de Glosa tachó con tanto esmero que nunca pudo descubrir quién era el tachado o tachada. La felicidad y el asombro que le provocaba la literatura del autor de Responso, Cicatrices y El limonero real –por mencionar apenas un puñado de novelas “iniciáticas”– se despliegan en las páginas de un librazo de principio a fin: Zona Saer (2016). A Sarlo, lectora omnívora de narrativa, poesía, teoría literaria y filosofía y polemista de alto vuelo, le sentaba bien la controversia en el terreno de la escritura. Sus interpretaciones expanden más aún “el valor Saer” que Fogwill le atribuyó a Punto de vista, revista que Sarlo dirigió durante treinta años. “La relación que Borges entabló con Hernández es la que Saer tiene con Borges –plantea la escritora y crítica literaria en uno de los capítulos del libro–. No se puede matar a un gran predecesor, ni es posible escribir simplemente instalándose en su territorio. José Hernández ordena una línea de cultura del siglo anterior a Borges. Martínez Estrada, un contemporáneo de Borges, cree lo mismo y escribe sobre el Martín Fierro el ensayo más extenso, más intensamente crítico y más lúcido del siglo XX. Borges supo bien que, con Hernández, no se arreglaban fácilmente las cuentas. Por eso, lo citó y lo magnificó”.

Cómo leer la literatura argentina

Pensar a Sarlo implica animarse a la incomodidad, a salir de esa zona de confort que levanta el pulgar o lo baja automáticamente, que pontifica a izquierda o a derecha, y se queda chapuceando desde el sentido común y sin profundidad. Fue hija de la educación pública y docente universitaria que ingresó a la Facultad con el regreso de la democracia. Muchos que pasaron por sus clases la recuerdan como una docente que dejó una marca fundamental porque pronto devino una especie de directora de orquesta que organizó cómo leer la literatura argentina y la cultura en un sentido más amplio, especialmente a través de la nueva izquierda inglesa con Raymond Williams a la cabeza, o el marxismo estadounidense del crítico y teórico literario Fredric Jameson. La literatura fue como una ventana a través de la cual podía mirar la centralidad de las ciudades y la modernidad para ampliar el campo intelectual hacia otras zonas. Fue profesora, y dio clases y seminarios en las universidades de Columbia, Berkeley, Maryland, Minnesota y Cambridge.

Pensarla implica volver sobre su legado, una obra en la que hay que destacar también sus primeros libros, escritos en coautoría con Altamirano, Literatura y sociedad (1982) y Ensayos argentinos: de Sarmiento a la vanguardia (1983). Después se suman los textos propios, El imperio de los sentimientos: narraciones de circulación periódica en la Argentina, 1917-1927, un estudio sobre los folletines y la literatura sentimental; Una modernidad periférica (1988), La imaginación técnica: sueños modernos de la cultura argentina (1992), Borges, un escritor en las orillas (1993), su best seller Escenas de la vida posmoderna: Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina (1994), Instantáneas: Medios, ciudad y costumbres en el fin de siglo (1996), La máquina cultural (1998), Tiempo presente (2001), La pasión y la excepción (2003), Tiempo pasado (2005), Escritos sobre literatura argentina (2007), La ciudad vista (2009), La audacia y el cálculo (2011), Ficciones argentinas (2012) y La intimidad pública (2018) y Ficciones argentinas: 33 ensayos (2021), que reúne sus reseñas de libros de escritoras y escritores argentinos que publicó en los distintos medios donde escribió: el diario Clarín, La Nación y Perfil y la revista Noticias. Recibió la beca Guggenheim, el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, el diploma al mérito Konex, la Orden del Mérito Cultural de la República de Brasil y la Pluma de Oro de la Academia Argentina de Periodismo.

Ahí donde se la quiere encorsetar, “la Sarlo”, como algunos la llamaban, se escapaba, como si siempre quisiera subrayar una especie de autonomía que la volvía paradójicamente muy ética y polémica al mismo tiempo. Siempre apoyó el aborto. El debate por el lenguaje inclusivo le parecía “arcaico” y le preocupaba más que los adolescentes no pudieran comprender textos complejos. Por Ediciones Godot publicó el libro que condensa la polémica con Santiago Kalinowski (lingüista y lexicógrafo a favor del lenguaje inclusivo), La lengua en disputa. En marzo del 2021 había denunciado que desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires le habían ofrecido vacunarse “por debajo de la mesa”. Sarlo se disculpó con el gobernador Axel Kicillof -aunque el daño ya estaba hecho- después de que Soledad Quereilhac, compañera del gobernador y madre de sus hijos, explicó que no hubo “por debajo de la mesa”, que estaban buscando figuras públicas que quisieran vacunarse para generar confianza sobre la eficacia de la Sputnik. Tempranamente, en mayo de 2022, cuestionó a Milei, entonces diputado. “Milei es lo más peligroso que hay, es un populista de derecha”, lo definió. “Milei sintoniza con el hartazgo, lo cual es algo pésimo. Eso sucedió en general con los fascismos”, agregó hace más de dos años, antes que nadie imaginara que ganaría las elecciones presidenciales. “También están los distraídos de las capas medias que dicen: ‘Mirá qué bien Milei, este viene a poner orden’. Esos después son las primeras víctimas”, vaticinó.

La Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA), de la que Sarlo era socia honoraria, la despidió con un comunicado en el que pone de relieve la complejidad de pensar a Sarlo. “En un país donde mayormente los pocos intelectuales que se autoperciben intelectuales se han atrincherado en los últimos años de un lado o del otro de una grieta solamente para tirarse bombas, Beatriz siempre estuvo en el lugar fértil de la batalla, que es el lugar en el que se discuten las ideas, que es el lugar incómodo en el que uno tiene que llegar a una conclusión y decir estoy de acuerdo con vos, no estoy de acuerdo con vos, esta es mi idea, discutamos las ideas. Beatriz valiente, Beatriz incondicional con el pensamiento, con las ideas, con el mundo de las ideas. Luego las bajamos, las ejecutamos y vivimos en un país, pero primero hay que pensarlo. Pensemos como pensaba Beatriz. Discutamos lo que pasa. No seamos pasivos sino reflexivos. Cuestionemos las creencias de los demás y las propias”. 

(Fuente: Página 12)

miércoles, 30 de julio de 2025

Agenda Cultural: el Palacio Libertad (ex Centro Cultural Kirchner) renueva, como cada semana, sus propuestas multidisciplinarias para disfrutar en familia

 Mucha música, ballet, una muestra de arte y hasta un mural colaborativo infantil forman parte de la renovada oferta del centro cultural más importante de Latinoamérica, ubicado en Sarmiento 151 (CABA), siempre con entrada libre y gratuita.

• Repatriados, segunda edición: gala de ballet

Repatriados, proyecto que reúne a bailarines argentinos que nos representan en las mejores compañías del mundo, vuelve al Palacio Libertad tras el gran suceso de 2024. Con dirección de Patricio Di Stabile, el programa en el Auditorio Nacional incluye fragmentos de obras clásicas y variaciones coreográficas neoclásicas y contemporáneas, además de creaciones exclusivas para el evento. También se ofrecerán seis clases magistrales y gratuitas en La Cúpula -con inscripción previa vía web- para estudiantes de danza clásica y contemporánea de diversas instituciones.

Domingo 3 de agosto, 16:00 y 20:00 - Auditorio Nacional.

Se accede a la programación completa y a la inscripción para las clases haciendo click aquí.

• La magia de todas las cosas, de Mariana "Cumbi" Bustinza


En este espectáculo teatral y musical para toda la familia, Belu es una chica que sueña con tocar la guitarra y para eso emprende un viaje lleno de aventuras y desafíos: dejar su casa, un viaje al campo, amigos nuevos, los villanos de un sello discográfico, un amor...

Del miércoles 30 de julio al domingo 3 de agosto, 17:00 - Sala Argentina.

• Juguemos en el reino del revés


Desde el corazón de una nuez, en el Reino del Revés, los personajes de María Elena Walsh te esperan para jugar: la Vaca Estudiosa y Don Colador toman el té, la Nena Menor te lleva a recorrer el Bazar de Osías y Don Memoria olvida hasta su nombre.

Miércoles a domingos, 15:00 a 19:00 - Sala 504.

• Un delfín que toca el violín, de Vanessa Alanís y Canta y no llores


Un concierto interactivo que recorre la obra de María Elena Walsh, a la vez que dialoga con la obra del compositor mexicano Cri-Cri. En un espectáculo repleto de magia, la música se mezcla con cuentos, poemas y juegos, invitando a participar y disfrutar en familia. Edad sugerida: a partir de 4 años.

Desde el miércoles 30 de julio al viernes 1 de agosto, 15:00, 16:30 y 18:30 - Sala 303.

• Cine en vacaciones: animación nacional


Una programación especial de animación orientada al público infantil. Se proyectarán los largometrajes Robotia (Diego Cagide y Diego Lucero, 2024) y Gigantes (Gonzalo Gutiérrez, 2024), además de una serie de cortos del Festival Internacional de Animación de Córdoba.

Viernes 1 y sábado 2 de agosto - Sexto piso. Salas Antin y Bemberg.

La programación se puede ver haciendo click aquí.

• Cantando al sol, por Laura Migliorisi


En este viaje sonoro, las canciones de Laura Migliorisi se entrelazan con la poesía y las melodías entrañables de María Elena Walsh. El espectáculo invita a jugar con la música, reencontrarse con la infancia y dejarse llevar por la emoción de lo simple y lo bello.

Sábado 2 y domingo 3 de agosto, 15:00, 16:30 y 18:30 - Sala 303.

• Excursiones artísticas, por Arte Andarín


Leticia Paolantonio, de Arte Andarín, invita a una excursión artística por la exhibición La fábula de la razón y otras realidades posibles. El recorrido por la exposición ubicada en las salas del cuarto piso busca dar a conocer obras curiosas, abrir preguntas y reflexiones a través del juego y la creación.

Sábado 2 y domingo 3 de agosto, 16:00 y 18:00 - Punto de encuentro: tercer piso. Espacio entre ascensores panorámicos.

• Mi casa, tus colores: mural colaborativo con el Proyecto Colectivo Etra


En el espacio entre ascensores panorámicos del séptimo piso, los más chicos están invitados a realizar un mural colaborativo en el que los ambientes de una casa se llenarán de color con cada visita. Edad sugerida: a partir de 3 años.

Viernes a domingos, 15:00 a 19:00 - Punto de encuentro: séptimo piso. Espacio entre ascensores panorámicos.

• Cine japonés: dos películas en 16 mm


El ciclo realizado junto a la Embajada de Japón en Argentina proyecta dos largometrajes en formato fílmico de 16 mm: Primer amor (2000), drama romántico de Tetsuo Shinohara, y la multipremiada comedia Sumo sí, sumo no (1992), de Masayuki Suo.

Domingo 3 de agosto, 15:00 y 17:30 - Sala Manuel Antin.

Los horarios de las proyecciones pueden verse haciendo click aquí.

(Fuente: prensa Palacio Libertad)

Cronopios y mancuspias: lo que las pseudopalabras revelan sobre nuestro cerebro

Todos alguna vez hemos leído o escuchado una palabra que no existe... pero que parecía de verdad. En una de sus obras más conocidas, Historia de cronopios y de famas, Julio Cortázar definió a los cronopios como "criaturas verdes y húmedas, desordenadas y soñadoras".

Ilustración para la portada de "Historias de cronopios y de famas", de Julio Cortázar (Foto: Alfaguara).

Lo mismo hizo con las mancuspias, "animales convexos, de respiración cutánea y hábitos sedentarios". A pesar de que nunca hemos visto un cronopio o una mancuspia, con apenas unos detalles somos capaces de imaginarlas, darles forma o textura e, incluso, de atribuirles personalidad. Estas cadenas de letras inventadas empiezan a cobrar sentido sin necesidad de que nadie nos las explique.

No es un fenómeno exclusivo de la literatura. Lo que ocurre cuando los escritores acuñan términos como mancuspia, cronopio o ambonio es un ejemplo de lo que sucede cuando nos enfrentamos a lo que en el ámbito científico denominamos pseudopalabras: secuencias de letras inventadas que siguen las reglas ortográficas y fonológicas de un idioma, pero que carecen de significado.

Leer palabras que no existen, pero casi

El cerebro humano es especialmente hábil para detectar regularidades y patrones cuando leemos. Por eso, cuando nos encontramos con pseudopalabras que se parecen mucho a una palabra real -como cholocate en lugar de chocolate- es más fácil equivocarnos y leerlas como si fueran palabras de verdad.

En cambio, si vemos una pseudopalabra menos parecida a una palabra, como choconate, nos parece más evidente que algo no encaja. De hecho, al leerlas, se ponen en funcionamiento las mismas áreas que se activan cuando leemos una palabra real. Regiones como el giro frontal inferior y el giro temporal superior -dos zonas relacionadas con el reconocimiento léxico y fonológico- empiezan a trabajar para buscar significados donde no los hay. 

Julio Cortázar (Foto: Sara Facio).

¿Abidas o Adidas? Así nos engañan las letras

El uso de este tipo de estímulos nos ha proporcionado información muy interesante sobre cómo procesamos el lenguaje. Gracias a las pseudopalabras, conocemos la importancia que tiene identificar correctamente las letras durante la lectura. Tenderemos a confundir con una palabra real aquellas en las que una de sus letras es reemplazada por otra visualmente parecida. Este fenómeno ha sido ampliamente explotado por los falsificadores de distintos productos. A las personas nos cuesta darnos cuenta de que unas zapatillas con el logotipo "Abidas", no han sido fabricadas por la conocida marca de ropa deportiva Adidas.

Por otra parte, el denominado efecto de transposición de letras nos ha mostrado que cuando leemos necesitamos codificar la posición de las letras de las palabras para su adecuada comprensión. Este efecto consiste en la tendencia a identificar como palabras aquellas pseudopalabras formadas a partir del intercambio de la posición de dos letras de una palabra real. Por ejemplo, confundiremos con relativa facilidad la pseudopalabra "amzaon" con "amazon", al transponer las letras m y z. Por el contrario, al reemplazar estas mismas letras por la c y la e nos resultará mucho más fácil distinguir la pseudopalabra "amceon" del nombre de la conocida marca comercial.

Ejemplos del logo de Amazon escritos correcta e incorrectamente. Basada en una figura del artículo "Are brand names special words? Letter visual-similarity affects the identification of brand names, but not common words" (Foto: British Journal of Psychology).

 "Kiki" suena puntiagudo, "Bouba" suena redondo

A partir del sonido de las pseudopalabras, podemos tener la impresión de que están expresando conceptos relacionados con el tamaño, la forma o, incluso, la emoción. Ésto se conoce como el efecto bouba/kiki. Y es que se ha demostrado que tendemos a asociar los sonidos agudos, como kiki o takete, con formas puntiagudas. Por el contrario, tendemos a vincular los sonidos suaves, como los de las pseudoplabras bouba o maluma, con formas redondeadas.

Nuestro cerebro, de hecho, parece estar preparado para establecer estos vínculos. Áreas cerebrales como la corteza auditiva y la corteza visual, encargadas de procesar sonidos y formas, junto a regiones relacionadas con el lenguaje, como la circunvolución frontal inferior izquierda y la circunvolución supramarginal izquierda, trabajan conjuntamente para que esa simple cadena de sonidos pueda cobrar sentido en nuestra mente.

Quizá, por este tipo de asociaciones entre el sonido y el significado, no sea casualidad que Cortázar imaginara a los cronopios como seres cálidos, alegres y juguetones.

Demostración de kiki y bouba. Se tiende a asociar kiki a la figura de la izquierda, mientras que los contornos redondeados se asocian a bouba (Foto: Journal of Consciousness Studies, Ramachandran & Hubbard, 2001).

Pseudopalabras que emocionan

El empleo de pseudopalabras también nos ha proporcionado información muy valiosa sobre cómo adquirimos los significados emocionales. ¿Cómo es posible que aquello que no existe nos genere emoción? La clave está en que emparejamos pseudopalabras con expresiones faciales de emoción, sonidos y hasta olores agradables o desagradables. Pasado un tiempo, su lectura nos despertará emociones parecidas a la de los estímulos con los que fueron asociados.

Además, las pseudopalabras que derivan de palabras emocionales tardan más en reconocerse que aquellas que derivan de palabras neutras. De esta forma, será más rápido identificar "drocedario" (dromedario) como pseudopalabra que "irtus" (ictus). Esto muestra que el contenido emocional de la palabra original influye en cómo procesamos y reconocemos las palabras inventadas, como si las emociones facilitaran la interpretación de lo desconocido.

Ya hemos visto que las pseudopalabras no son sólo una mera cadena de letras. Lewis Carroll era ya consciente de esto cuando hizo que Alicia se enfrentase a un singular personaje en su poema Jabberwocky: “Era la asarvespertina, y los flexilimos toves giroscaban y taladraban en la loma…”. A cualquier lector le costará un esfuerzo adicional entender lo que dice. 

Sin embargo, al leer pseudopalabras como “tulgoso” o “vorpal”, también invención de Carroll, no podemos dejar de sentir una atmósfera amenazante o la presencia de un peligro inminente: "Y, mientras meditaba melancólico, ¡el Galimatazo, con ojos de fuego, vino silbando por el bosque tulgoso y burbujeaba mientras iba luego! ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! ¡Y la vorpal espada una y otra vez fue triscando veloz! Y dejolo muerto, y con su cabeza regresó galopando triunfador".

En conclusión, como exclamó Alicia mientras caía por la madriguera del conejo en el país de las maravillas, el lenguaje que no existe es cada vez más "curiorífico".

(Fuente: The Conversation)